BONAO.-Con
sus impresionantes montañas y exuberantes paisajes, Bonao, ciudad
principal y capital de la provincia Monseñor Nouel, se ha convertido en
sitio obligado de quienes desean revitalizar su mente y elevar su
espíritu. Por su ubicación cerca de la cordillera central este paraíso
escondido ofrece un clima único tipo Alpes pero en el Caribe, haciéndolo
uno de los puntos claves para los amantes de la naturaleza.
¿Quién
puede resistirse al encanto de una acogedora villa rodeada por
corrientes de agua y bañada por cataratas, a la tranquilidad, a la
hospitalidad de su gente y a la gran variedad de actividades como salto,
nado, montar a caballo, escalar o muchas otras actividades sociales y culturales?
Visitar
además la Plaza de la Cultura Cándido Bidó con sus bellos murales que
realzan la fachada del centro cultural de uno de los más reconocidos
pintores dominicanos; también la casa-museo de Cristian Tiburcio, donde
el artista ha convertido todos los espacios de la misma en obras de arte
– paredes, escaleras, ventanas, baños, sillas, camas y hasta los
gabinetes de la cocina. Entrando por el cruce de La Ceiba se llega a las
cascadas del río Jima, populares entre los locales y para las cuales el
Ministerio de Medio Ambiente ha acondicionado un sendero que posibilita
a los visitantes disfrutar de tres de los nueve saltos en esta reserva
científica, conocida como Las Neblinas.
El
Carnaval de Bonao, donde personajes y caracteres únicos de la región
celebran a ritmo de comparsas sus desfiles los domingos durante el mes
de febrero, es en definitiva una visita obligada. Las esculturas de los
Santos de Palo de los artistas agrupados como santeros haciendo
representaciones en madera de los santos católicos.
Y aunque
no lo crea, uno de los restaurantes más famosos del país está en Bonao:
el Típico Bonao, el cual se vanagloria por ser el mejor en comida típica
dominicana, además de la comodidad del gran bohío que acoge a los
comensales. Si usted va por la autopista Duarte, por favor, no deje de
poner en su agenda de viaje una parada obligatoria para almorzar en el
Típico Bonao. No se va a lamentar.