En momentos de tensión social, solemos ver las cosas de forma radical. O se es bueno o se es malo. Las pasiones ciegan, limitan nuestro juicio y provocan que expresemos cosas a veces sin tener base.
Cuando observo lo que ocurre en la sociedad, trato de analizarlo desde una perspectiva serena, aunque me equivoque muchas veces, porque sé que nadie es totalmente objetivo e imparcial, por más que lo intente o lo pregone. Eso sí, me preocupo por no apasionarme, que los fanatismos no van conmigo, e igual evito a los “sabelotodo”, a los que tienen ínfulas mesiánicas, a los que juran que solo existe una verdad: la suya.
Lo importante es tener convicciones, que el que no sabe lo que quiere se deja influenciar con facilidad. Busco ser libre de pensamiento, siempre alimentándome espiritual y académicamente y reconociendo humildemente que soy un ser humano con muchos errores, que debe caminar siempre por el sendero de la superación integral.
Luego del preámbulo, me permito compartir con ustedes algunos párrafos.
1. Creo en Danilo, lo digo de corazón. Lo conozco y apuesto a él. Tiene un serio compromiso con la patria. Júrenlo. Sé que está pasando por dificultades, y estoy convencido de que las superará más temprano que tarde, pues tienen el temple, la voluntad y los conocimientos para lograrlo. Confieso que por primera vez en mi vida, me siento plenamente identificado con un presidente, con su estilo, con su visión.
2. Creo en mi hermano Francisco. Es un hombre honesto, sin miedo. Sé que cumplirá su deber, pero sin tomar decisiones a la ligera, sin llevarse de presiones de ningún tipo, ni de afuera, ni de adentro, no importa lo que digan. Su conciencia lo guía, al igual que su compromiso para que impere la justicia. Actúa y actuará con la responsabilidad y madurez adecuadas. No tengo dudas.
3. Con relación a las protestas escenificadas en los últimos días, inicio expresando que conozco a varios de los participantes, y doy de fe de que la mayoría son personas preocupadas por lograr una patria mejor. Allí hay muchos jóvenes valiosos, de sólida cultura, excelentes profesionales, que les duele lo que nos ocurre como nación y que ojalá algún día participen de lleno en la política partidista. Desmeritar estos llamados de cambios y mejoría, es desmeritarse a sí mismo.
4. No soy ciego: observo que la gente anhela cambios profundos, donde se valore la dignidad humana y todo lo que ello representa. No soy sordo: escucho que la ciudadanía está harta de tanta impunidad, sobrado desdén y sonora ineficiencia de todos los que han manejado la cosa pública. Que unos hayan sido más malos que otros no es consuelo, ni justificación. Ninguno ha solucionado uno solo de nuestros problemas. La sociedad tiene ansias de que el Estado funcione, de que los funcionarios sean los primeros en dar ejemplo de honestidad, trabajo y vocación de servicio.
5. Con relación a Guillermo Moreno, señalo lo siguiente: a) Leí su denuncia contra Leonel Fernández y algunos de sus funcionarios, y estoy convencido de que tiene muchos errores técnicos que contradicen nuestra normativa procesal penal, por lo que es insostenible en cualquier esfera, sea en el Ministerio Público, sea en los tribunales; b) Considero que dicha denuncia tuvo un carácter político, llevado por las circunstancias, tratando de conquistar espacios políticos en un momento de debilidad de la aposición al gobierno y de ser voz de muchos que reclaman el cese a la impunidad; y c) Guillermo Moreno y su familia merecen el total respeto de la sociedad, a la que mucho han aportado, por lo que resulta condenable tratar de desprestigiar su hoja de servicio.
Por Pedro Domingo Brito.
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