La Conferencia del Episcopado Dominicano, preocupada y llena de asombros por la situación que atraviesa la familia, y haciendo suyo, lo dicho por la Gaudium et spes: “El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo, y nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”, ante todo esto, nuestros obispos nos invitan a dar “UN PASO POR MI FAMILIA”, el próximo domingo 25 (mes de la familia), en horas de la mañana, en cada diócesis de la 11 que hay en la República Dominicana. Terminará la jornada con la celebración de la eucaristía.
La descomposición y desintegración familiar, es solo un reflejo de los abismos que tú y yo, hemos socavado. Penosamente tú y yo, somos en parte culpables; y podrás preguntarte legítimamente: ¿pero cuándo he propiciado ese abismo? Cuando no hemos defendido la verdad, cuando hemos callado la injusticia y la inoperancia de muchas instituciones públicas y privadas, cuando hemos sido entes pasivos por miedo infundado, y por una inexplicable cobardía. Nos hemos estacionado en el balcón de nuestra casa, esperando a que otros resuelvan lo que nos corresponde a todos. Lo que realmente lastima el cuerpo social y estremece el alma, afortunadamente ya ha sido expresado por nuestros obispos en sus Mensajes y Cartas Pastorales, externado en las homilías por sacerdotes y diáconos y predicadores especializados: ha habido descuido grave e irresponsabilidad de las figuras paternales.
Una manera de rescatar nuestras familias, es congregarnos en torno a la parroquia y a pequeñas comunidades; rezando juntos el Santo Rosario, yendo a la misa. ¿Pero es que acaso la señora distracción, así como el señor egoísmo y el individualismo, nos han afectado de tal modo que sólo tenemos ojos para caer seducidos ante las bajas pasiones, y los ojos cerrados cuando se trata de enarbolar la bandera de la caridad, la fraternidad, la comunicación y la fidelidad. Los ojos bien abiertos para escuchar lo que está de moda, el último celular que salió al mercado, el carro último modelo, las ofertas de los supermercados, tiendas y plazas, sin embargo estamos enceguecidos cuando se trata de escuchar a tus hijos, de pedir perdón a tu pareja, de amar primero y enseguida, y abrazar los más nobles ideales?
El pueblo de Israel caminaba en penitencia buscando con este sacrificio el perdón de sus culpas, nosotros caminaremos como sacrificio para que Dios escuche el clamor de un pueblo que desea ardientemente la paz, el respeto, la comprensión, y el disfrute de todos los espacios creados por el Dios de la Esperanza, sin temor de ser agredidos o asesinados por manos inescrupulosas. ¿Podrá el mal ganar la batalla al bien? Yo creo que no. Tú y yo estamos aquí para evitar que las fuerzas malignas sigan ganando terreno, pues contamos con la fuerza que nos da el Espíritu de Dios.
No tengamos miedo ni temor, Cristo ha vencido, tú y yo, vamos a vencer. Su santidad Benedicto XVI, dijo en Aparecida: «La familia, ´patrimonio de la humanidad´, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la Fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente... La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos.» (Números 114, 302 y 432).
Felipe de Jesús Colón Padilla.