Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 27 de noviembre de 2012

Aprender de una tragedia

La noticia sobre el robo y asesinato, en el sector Evaristo Morales de Santo Domingo, de dos domésticas y la pareja de esposos Vicioso Matos; falleciendo el esposo, días después del hecho, producto de los golpes que le dieron al momento del atraco para que divulgara el lugar donde se encontraba el dinero, causó mucha conmoción; en sus principios por la forma de la violencia en contra de personas de edad avanzada e indefensos.

Pero causa estupor y mayor sorpresa, el saber que uno de las domésticas que laboraban en la casa fue de las que planificó o, al menos, dio el aviso a los demás delincuentes sobre la suma en dólares que había en la vivienda. O sea, una de las personas de confianza del hogar fue la que comentó sobre la existencia de esos valores.

Ese hecho marca varias cosas para aprender, entre ellas, que las cosas hace tiempo que cambiaron y con ellas debemos hacerlo nosotros. El nivel de confianza que se supone debía existir, está siendo amenazado. El nivel de delincuencia que estamos padeciendo nos dice que no hay límites para los delincuentes y que se valen de la más cercana y múltiple información sobre tu vida para llevar a cabo sus fechorías.

Asimismo, la costumbre de proceder del dominicano que suele entrar en confianza y habla y dice todo a la primera persona que conoce o conversa sobre alguna situación personal, sea de asuntos económicos o personal; ante personas que, si bien son en ocasiones de confianza, no sabemos a quienes difundirá la información que acabamos de emitir.

La buena fe de los dominicanos llega lejos y si quiere comprobar lo que le expreso, solamente tiene que ir a una fila de un banco, o pararse en un colmado cualquiera o chequear los celulares por la vía de las redes sociales; podrá escuchar y verificar cómo aparecen personas que dan a conocer toda su vida y hasta el lugar dónde se encuentran en el momento o hacia donde se dirigen. O estando en persona, son capaces de ponerse a comentar de que recibirán un dinero o que depositarán o depositan tal cantidad con cierta habitualidad; sin saber si, quienes reciben tales informaciones, las comentan con otras que quizás no tienen el mismo tipo de intenciones sanas que el receptor.

Claro está, lo sucedido en el hecho mencionado al inicio, fue de parte de una persona de confianza de la casa y que se suponía que, con el tiempo que tenían en la casa, no podría ser capaz de hacer lo que hizo. Sin embargo, la situación en el país ha cambiado, existen más personas que no desean trabajar para ganarse el dinero con su esfuerzo, sino que desean tener todo cuanto ambicionan de la forma que sea. Y esto lo pudimos ver cuando fueron atrapados la sobrina de una de las domésticas y su esposo, dos de los participantes en el atraco y asesinato, que lo hicieron y como si hubiesen hecho una labor altruista; procedieron a utilizar el dinero para comprar enseres de la casa y ropa fina que necesitaban.

Es bueno que de esta terrible y triste experiencia de los esposos, comencemos a encender las alarmas y aprender que las cosas han cambiado y que, evidentemente, debemos tomar precauciones en el tipo de información que emitimos, sea desde nuestro hogar, lugar de esparcimiento o hasta por las mismas redes sociales; ya que la delincuencia y la ambición de los criminales no tiene hoy límites para llevar a cabo sus fechorías y hechos de sangre, con tal de obtener sus objetivos.

Por Lic. Jordi Veras.