Gene Robinson, el primer «obispo» gay de la «Iglesia» episcopal, perteneciente a la Comunión anglicana, ha anunciado su «divorcio». El anuncio se hizo público el sábado 3 mediante un comunicado de la Diócesis de New Hampshire. «Como pueden imaginar, son momentos difíciles para nosotros, no se trata de una decisión tomada a la ligera o sin mucho discernimiento», escribió Robinson en una carta.
«Mis convicciones sobre el matrimonio no se han visto alteradas por la realidad de divorciarme de alguien a quien he amado durante mucho tiempo, y a quien seguiré amando aunque nos separemos», escribió Robinson. «El amor perdura aunque no perdure el matrimonio».
En 2012 la «Iglesia» Episcopaliana votó a favor de que los obispos pudieran permitir a los sacerdotes bendecir matrimonios homosexuales.
Robinson, se jubiló en enero de 2013, afirmando que lo hacía por las amenazas de muerte en su contra y porque el escándalo que generó su designación le había afectado tanto a él como a su feligresía.
Nacido en 1947, Robinson se casó en 1972 y tuvo dos hijos con su mujer, de la que se divorció en 1986. Alrededor de 1989 inició su relación con Mark Andrew
Fue elegido como obispo por la diócesis de Nuevo Hampshire en medio de un gran debate durante la Convención General de la Iglesia Episcopaliana de 2003. Grupos conservadores de la comunidad anglicana, integrada por 77 millones de miembros de diversas denominaciones, incluida la «Iglesia Episcopal», se opusieron a la ordenación de obispos homosexuales. Asumió finalmente el cargo el 7 de marzo de 2004.
El nombramiento de Robinson impulsó a un grupo de 19 obispos, conducidos por el obispo Robert Duncan de la Diócesis de Pittsburgh, a realizar una declaración de advertencia sobre un posible cisma dentro de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América y la Comunión Anglicana. De este sentimiento se hicieron eco con posterioridad el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien expresó que tal decisión alteraría la Comunión pero que era aún muy temprano para determinar cuales serían las consecuencias.