La acción criminal contra Jordi Veras Rodríguez, ejecutada el dos de junio de 2010, no se apartará jamás de la conciencia de los que aspiramos a vivir en una sociedad libre de criminalidad.
Nuestra familia ha sabido soportar con firmeza el dolor, la angustia generada por la tentativa de crimen de la cual fue objeto Jordi. La desesperación no se apoderará de nosotros; nuestras convicciones son tan fuertes como el acero, porque están constituidas de la combinación de templanza y tenacidad.
La confianza de que se hará justicia en el caso de Jordi, cada día se fija más y más en nuestra conciencia; no tenemos motivo alguno para pensar de qué no será así, porque la ley y el derecho están de nuestro lado.
En reiteradas ocasiones hemos dicho, y reiteramos, que el caso Jordi, no es sólo de nuestra familia, sino de toda la familia dominicana, y de la parte sana y sensible de la sociedad dominicana; la solidaridad que hemos estado recibiendo desde el mismo día del hecho criminal, así lo demuestra.
El próximo día 22 de febrero en curso, se continuará conociendo ante la jurisdicción de juicio el proceso contra el que pagó para asesinar a Jordi, y los que organizaron y ejecutaron la tentativa de crimen.
Aquellos que figuran como imputados en el expediente del caso Jordi, han recurrido a todas las maniobras a los fines de eternizar el proceso; pero todos los plazos se vencen, y se agotan las maniobras disfrazadas de argumentos legales.
El peso de la justicia ha de caer sobre quienes quisieron quitarle la vida a Jordi, sembrar el miedo en la sociedad, e institucionalizar el crimen organizado en la modalidad de sicariato.
La felicidad de la familia dominicana no puede ser lesionada por la decisión de aquellos que utilizan sicarios para ejecutar crímenes contra hombres y mujeres decentes, laboriosos y de utilidad para la sociedad.
Autor: Ramón Antonio Veras