Felipe de Jesús Colón Padilla.
Algunos se preguntarán: ¿Hasta dónde llega el alcance y la misión de un obispo en su Diócesis, qué temas de la vida humana puede abordar, o cuándo se reúnen como Conferencia Episcopal, y emiten un mensaje, cartas pastorales, notas episcopales o declaraciones? Y yo respondo: como pastores deben opinar, y orientar al pueblo de Dios; no mantenerse al margen de lo que preocupa a la nación, sería un acto de cobardía, de descuido y de insensibilidad. Y la historia ha dicho que nuestros obispos se han pronunciado cada vez que ha sido necesario, pues el bien común está por encima de todo.
El canon 447, nos describe que es una Conferencia Episcopal: “es una institución de carácter permanente, es asamblea de los obispos de una nación o territorio determinado que ejercen unidos algunas funciones pastorales respecto a los fieles de su territorio, para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar”.
En el inciso: “…para promover…el mayor bien a los hombres…” radica el gran celo pastoral que han exhibido nuestros obispos. La preocupación por la paz, la justicia y el desarrollo de la realidad humana del dominicano y dominicana, es una constante de nuestros pastores, de ahí sus pronunciamientos, tanto con motivo del la festividad del de Nuestra Señora de la Altagracia (21 de enero), así como en ocasión del aniversario de nuestra Independencia Nacional (27 de febrero). Y todas las veces que ha tenido que expresarse cuando algún mal afecta el cuerpo social de la República Dominicana.
La carta pastoral de este año, resume su accionar pastoral a lo largo de 50 años de servicio ejemplar. Y brevemente tocan varias problemáticas que enquistan el alma dominicana.
Han escritos numerosos documentos de carácter formativo y exhortativo para el crecimiento y la toma de conciencia de los ciudadanos, unos dedicados a la educación, otros a la construcción de la paz y erradicación de la violencia, a la dignidad humana y defensa de la vida, a la situación del hombre del campo y las leyes agrarias, a la Constitución de la República, y otros a los distintos procesos de elecciones presidenciales, congresuales y municipales. Es todo un compendio iluminador para el mundo de la política.
Han creado numerosas instituciones que han contribuido a la formación humana, espiritual e intelectual del pueblo dominicano: Pucmm, Instituto Nacional de Pastoral, el Seminario Mayor Santo Tomas de Aquino, emisoras de radio y tv, el periódico camino, 11 Diócesis con sus respectivos seminarios menores, en vista a la formación del clero, y el obispado castrense, más de 500 parroquias, la celebración y aprobación del primer Concilio Plenario Dominicano. Es un buen average, no para gloriarse, por eso nuestros obispos Dan gracias a Dios por todo (Tes. 5, 18). Han sido muchas bendiciones que Dios ha concedido al pueblo dominicano, por mediación de la virgen de María.
Es admirable todo lo que el Señor ha regalado, primero a la “Comisión Nacional Episcopal”, que mas tarde adquirirá el nombre: “La Conferencia del Episcopado Dominicano”. Creada en 1962. Primero solo eran 5 Diócesis, y ahora la componen 11 Diócesis. Entre ellas dos provincias eclesiásticas: Santo Domingo y Santiago de los Caballeros. Su santidad Paolo VI y Juan Pablo II, nos ha concedido la creación de dos cardenales: Octavio Antonio Beras Rojas (f), y Nicolás de Jesús López Rodríguez.
Cuando nuestros pastores se reúnen para elaborar un documento, muchos periodistas y el pueblo de Dios en general, está muy atento, para saber qué problemática abordará el nuevo documento. Aunque la prensa solo les interesa la parte social y política del documento, el pueblo de Dios que peregrina en la República Dominicana, está interesada en el conjunto de lo dicho en el documento. En el número 34 de la carta pastoral de este año, aduce que la crisis económica, financiera, alimentaria y política, es preocupante, pero que sin negar lo anterior, ellos proclaman que la crisis es HUMANA Y MORAL. Es que el hombre sea convertido en enemigo de su propia especie, de su propia raza. El egoísmo rampante, el afán del bienestar, de obtener dinero de cualquier forma ha deteriorado las relaciones humanas, y ha generado desconfianza, distanciamiento e impotencia. La moral nos invita desde la fe hacer el bien, como dicen el refrán, sin mirar a quien. Esa crisis humana y moral que hablan nuestros obispos se ha ido enquistando en el alma nacional. Hemos de buscar todo el modo posible para generar empleo, orientar para que nos respetemos unos con otros, la violencia es resultado de pésimas relaciones humanas. Y sobre todo para que los políticos no caigan en la mediocridad y la corrupción, y se dediquen hacer política para estar al servicio de la gente.
El autor es: Vice-canciller del Arzobispado de Santiago,
Juez del Tribunal Eclesiástico
y párroco de la Parroquia Transfiguración del Señor.
viernes, 27 de enero de 2012
Nuestros obispos y los 50 años de servicio como Conferencia Episcopal Dominicana
10:55 a. m.