Julio Vasquez.

Radio Renacer

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viernes, 11 de octubre de 2013

Trujillo, Balaguer y Leonel

Ningún Presidente honesto y trabajador debe permitir que un pueblo viva con tanta impunidad. El miedo actuar, lo hace cómplice y por tanto reo de su propia conciencia oscureciendo su destino.
Muchos hombres, con amarres maliciosos, han dañado el quehacer de la política y del país. Y lo peor es que han seguido reincidentemente aferrados al marrullero político y, la corrupción es parte de su diario vivir además, se revisten de celebridad cosa que no le luce bien.
Ante la arrogancia del señor Felix Bautista, que debió envolverse en el silencio como lo hace su padre político Leonel Fernández, el pueblo debe pedirle cuentas en los tribunales dominicanos; Felix, si sometes esa gente aquí veras todo un pueblo defender al Profesor Andrés L. Mateo.
Ese reguero de pulgas que dejo el gobierno pasado se ha convertido en un servicio especial, ahora garrapatas, que tratan de insertarse en la sociedad civil y esconder su pasado delincuencial. Todos conocemos el andamiaje utilizado por esa plaga de roedores que se codean de sankipanqui en programas especiales de televisión para hacer benevolencia con los bienes del pueblo.
Un día llegara en que todos tendrán la misma suerte de tratar de salir corriendo por la puerta estrecha y no podrán. El tiempo es preciso, la matemática está repleta en su memoria histórica de hechos similares; calieses, adulones, masajistas, jefes de servicios secretos han corrido la misma suerte. Los servicios especiales de los Nazis son una página oscura de la historia en la humanidad, ¿Dónde están? ¿Dónde murió Johnny Abbes García?
El agravante ante este cacareo del Senador es que está rodeado de cómplices que deberán correr con la misma suerte que su defendido. Johnny Abbes gracia, verdugo numero uno de la dictadura de Trujillo pidió cacao antes de ser asesinado, como se merecía, en Haití. Cuentan las malas lenguas, y la mía que no es muy hum, lo repite que Balaguer protagonizo ese desenlace para beneplácito de las generaciones. Los dominicanos tenemos un serio problema con el resultado que arrastra la memoria histórica de nuestro país.
Desde el siglo pasado una bandada de hechos pierden su esencia y sustancia en el espacio, siendo rellenados con decires populares a falta de pruebas eficientes que aporten los responsables legalmente de informarnos. Una comparación flexible; hechos ocurridos sin memorias creíbles como los años de Leonel Fernández al frente de la cosa pública.
La famosa Era de Trujillo, cuyo caudal de información se la trago Joaquín Balaguer y sus secuaces. Trujillo obligo a los escritores en su mayoría, a mantener una línea trujillista en sus trabajos. Todo lo relacionado con el Jefe tenía que tener la aprobación del Perinclito Varón de San Cristóbal.
¿Si todo el andamiaje de la justicia está amarrado a las directrices de Leonel Fernández, es posible que nosotros sigamos repitiendo esos errores que contara nuestra memoria histórica?
Usted no debe hacerse cómplice con su silencio.
Autor: Roman Polanco