Mons. Miguel Patiño Velázquez, obispo de Apatzingán, en el estado mexicano de Michoacán, lamentó que en él «hay ausencia de la ley y la Justicia, provocando inseguridad, rivalidades, indiferencia, muerte y opresión». «Cuando no hay Justicia tampoco hay paz, ni desarrollo, ni prosperidad, ni bienestar en la sociedad», denunció el obispo, quien responsabilizó de la situación al vacío de autoridad y la complicidad en el crimen organizado de «distintos niveles de gobierno».
Los narcos se reparte el estado como un botín
El obispo incluso señaló que grupos criminales como 'La Familia Michoacana', 'Los Zetas', 'Nueva Generación' y 'Los Caballeros Templarios', principalmente, se disputan el estado como si fuera un «botín». Luchan por «la costa para la entrada de la droga y (...) el establecimiento de laboratorios para la producción de drogas sintéticas» y cuentan con impunidad en «todo el estado para el trasiego y el comercio de la droga, venta de seguridad, secuestros, robos y toda clase de extorsión», indicó.El prelado recordó que son ya seis municipios donde la población tomó la determinación de organizarse para autodefenderse ante la extensión del crimen organizado y la incapacidad de las autoridades para restablecer el estado de Derecho y gracias a estas acciones en estas localidades se acabaron las «cuotas, extorsiones, levantones, secuestros, asesinatos y violaciones», según el obispo.
En este sentido, Mons. Patiño criticó también a las fuerzas federales que no son capaces de descubrir dónde se esconden los criminales y que «hasta la fecha no hayan liberado a nadie cuando se cuentan por decenas las personas levantadas» Pese a todo, el obispo da un «voto de confianza» al sistema y espera que se tenga «el firme propósito de solucionar el problema».
Incapacidad del gobierno de la nación
México continúa teniendo problemas graves de seguridad y la violencia asociada al narcotráfico no cede. Cerca de 60.000 personas fallecieron por muerte violenta durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, quien desplegó al Ejército para reprimir a los poderosos jefes de la droga, una política que el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, ha criticado, pero a la que todavía no ha puesto fin.Los estados de Michoacán, Guerrero o Chihuahua son las zonas más afectadas por los enfrentamientos entre los cárteles de la droga, fuertemente armados, y el Ejército.