Julio Vasquez.

Radio Renacer

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lunes, 28 de octubre de 2013

La historia enseña que Francia es la única culpable de la desgracia de los haitianos y no los dominicanos

Si la clase dominante de Haití debe culpar a alguien de sus males del pasado y del presente se los debe achacar a la monarquía que gobernaba a Francia antes de su revolución de 1789, y después a su emperador Napoleón Bonaparte, y no a los dominicanos.
Eso así, porque fue esa monarquía francesa la que convirtió la parte occidental de la isla de Santo Domingo en una colonia de esclavos sometidos a los peores sufrimientos, y porque fue Napoleón Bonaparte quien ordenó hacer preso al líder histórico de la independencia de Haití, Toussaint Louverture, condenándolo a morir lejos de su pueblo, en una remota y aislada prisión, bien lejos de su tierra natal.
Lo peor de esto es que el apresamiento de Toussaint se produjo mediante un acto de traición, con posterioridad al acuerdo de paz que él firmó con el gobierno colonial francés encabezado por el general Leclerc.
Dos errores de Napoleón
Es cierto que si la parte occidental de la isla de Santo Domingo no hubiese sido convertida en una colonia de esclavos, Haití no hubiera existido ni existiera como una nación integrada por descendientes de negros traídos de África.
Y si Napoleón no ordena apresar a Toussaint, éste hubiese hecho realidad su propósito de lograr la convivencia pacífica entre los negros liberados de su condición de esclavos y colonos blancos que hubieran conservado sus fincas cañeras y sus ingenios, pero debiendo de pagarles un salario a sus trabajadores negros.
Esto es tan cierto que fue el propio Napoleón, quien ya prisionero en la isla de Santa Elena, admitió su grave error y su arrepentimiento, al decir lo siguiente:
“Una de las más grandes locuras que he cometido y que me reprocho fue el de enviar un ejército a Santo Domingo (Haití). Debí haber visto que era imposible triunfar en el proyecto que había concebido. Cometí una falta y soy culpable de imprevisión, al no haber reconocido su independencia”, añadiendo a seguidas: “Tengo que reprocharme esa tentativa sobre una colonia durante el Consulado. Era una grave falta querer someterla por la fuerza. Debí contentarme con gobernarla por mediación de Toussaint Louverture”.
Mandela y Toussaint
Dos siglos después del abuso cometido por Napoleón en contra de Toussaint y que le impidió ver materializado su propósito de lograr la convivencia pacífica en Haití de negros y blanco, el líder sudafricano Nelson Mandela hizo realidad la convivencia armónica entre unos y otros, luego de pasar casi tres décadas en prisión y tras convertirse en el líder amado de su pueblo.
De seguro que Mandela, siendo un hombre culto, conocía de aquel propósito del líder de la independencia haitiana, y por eso hoy Sudáfrica es un pueblo que vive en paz gracias a esa convivencia entre dos razas diametralmente distintas, afianzándose como la primera potencia económica del continente africano.
Referencia útil
Debe recordarse que Haití llegó a ser la más rica colonia del continente americano y que lo que hoy es Cabo Haitiano era la ciudad más bella de esta parte del mundo, de manera que en el vecino país estaban dadas las condiciones materiales apropiadas para que el sueño de Toussaint se convirtiera en una realidad exitosa.
Es de ahí que el pragmatismo del más brillante líder de la independencia haitiana tenga el mérito de haber sido el primero en propiciar la convivencia armónica entre negros y blancos, algo que sí logró Mandela, a pesar de las diferencias abismales y el profundo odio recíproco entre negros y blancos de Sudáfrica.
Con el solo hecho de que actualmente la filosofía proclamada por Toussaint, de coexistencia pacífica entre dos razas radicalmente distintas por el color de su piel y sus profundas diferencias culturales, debería ser motivo de enorme satisfacción para los haitianos del presente, y en especial de su clase dominante, y así olvidarse de su injustificada malquerencia hacia los dominicanos, quienes solamente aspiran a convivir armoniosamente con el vecino país, conservando cada uno sus rasgos culturales característicos y la especificidad de su idiosincrasia.
El coronel Francisco
Por otra parte debe saberse o conocerse que un negro dominicano de nombre Francisco fue un aliado de Toussaint en la etapa decisiva de la lucha de los haitianos por su independencia y para ponerle fin a la esclavitud en Haití.
Francisco está considerado no solo como un firme aliado de Toussaint, si no que fue uno de los primeros oficiales del ejército independentista haitiano en alcanzar el grado de coronel.
Ese negro dominicano, conocido por el nombre de coronel Francisco, acompañó a Toussaint cuando éste buscó refugio en lo que actualmente es la República Dominicana, de donde retornó a Haití para la firma de un acuerdo de paz con el gobierno colonial francés, a partir de lo cual el liderazgo de éste fue en ascenso hasta ser nombrado Gobernador General haitiano, posición desde la cual promulgó la primera Constitución de su país.
Valiosa ayuda de Geffrard
En vez de propiciar actualmente la convivencia pacífica y solidaria entre su país y el nuestro, tal como lo hizo el presidente haitiano Guillaume Fabre Nicolás Geffrard cuando la anexión de nuestro país a España, en la década de los 60 del siglo 19, esa clase dominante de Haití ha optado por el camino de la confrontación.
Su hostilidad hacia nosotros se manifiesta a través de los esfuerzos que permanentemente realiza para presentar a los dominicanos, a nivel internacional, como un pueblo racista, que discrimina a los haitianos por el color de su piel.
Contrario a eso, el presidente Geffrard le prestó su valiosa ayuda en armas y pertrechos militares a los restauradores encabezados por Gregorio Luperón para que la República Dominicana recobrara en los campos de batalla su soberanía e independencia tras la anexión al imperio español.
Fue en agradecimiento a esa ayuda, que años atrás, la hoy Avenida Abraham Lincoln llevara el nombre de Geffrard, el cual le fue quitado inexplicablemente tras la desaparición de la tiranía trujillista.
La diferencia
Es más que obvio que la diferencia económica entre haitianos y dominicanos radica básicamente en el bajo nivel educativo de los primeros con respecto a los segundos, y una prueba de ello es que éstos disfrutan hoy en los Estados Unidos de un notable progreso material tomando en cuenta que en varias ciudades norteamericanas los compatriotas que allí residen son los propietarios de la mayoría de las bodegas existentes.
Hasta donde se conoce, esa situación se da no solamente en Nueva York, sino también en otras ciudades como Lawrence, en el estado de Massachusetts, tal como acaba de darlo a conocer un reportaje publicado ayer en el periódico El Nacional.
En tanto eso ocurre de parte de los dominicanos residentes en los Estados Unidos, en República Dominicana los haitianos que residen aquí a lo más que llegan en materia de tener negocios propios es dedicándose a la venta de frutas en las calles de las principales ciudades, así como puestos de comida en las construcciones de edificios de apartamentos.
A su llegada en grandes cantidades al territorio norteamericano a partir de los años 60 los emigrantes dominicanos padecieron la discriminación racial en su condición de latinos, que recibían un trato similar al que sufrían los negros de ese país. Pero sacando de abajo han logrado una impresionante mejoría económica, tal vez similar a la conseguida por otros conglomerados de distintas nacionalidades.
Además debe destacarse que los dominicanos radicados en Norteamérica no solo han progresado en la actividad comercial, sino también en la industria cinematográfica y los deportes, así como en el ejercicio de profesiones como el de la medicina, la abogacía y la contabilidad.
Autor: Emilio Herasme Peña