La ciudad de Santiago de los Caballeros dista mucho de lo que una vez pudo haberse llamado o considerado la ciudad más limpia, organizada y hermosa del país. En la medida que hemos visto pasar incumbente tras otro, o autoridades tras otras o de tantos y tantos regidores y regidoras que han pasado, y lo que hemos visto en los últimos veinte años, ha sido ver cómo muchos de los recursos que eran parte del patrimonio del Ayuntamiento de Santiago, como las áreas verdes, hayan sido “desaparecidas” o han caído en manos de particulares; la falta de planificación en cuanto a crecimiento de la ciudad; falta de control efectivo y servicio adecuado en la recogida de la basura y la inversiones millonarias realizadas sin que hasta la fecha eso resulte un problema resuelto; las malas condiciones de las calles de barrios y urbanizaciones; el descontrol y falta de medidas para mejorar el orden del tránsito; el entorno o cara de la ciudad que luce cada día más arrabalizada.
Los munícipes de Santiago hemos vivido, y actualmente no es la excepción, viendo cómo son utilizados los recursos por cada administración que le ha tocado manejarlos ha tenido el cuestionamiento debido del funcionario entrante, y todo se queda en simples o meras denuncias o pleitos entre políticos. Sin embargo, los resultados para los ciudadanos de la hidalga es seguir viendo ante sus ojos como su municipio se ha ido convirtiendo en una ciudad cada día más huérfana y abandonada. Es como si sólo doliera a ciertas personas, porque, a pesar de existir un Plan Estratégico dirigido o conformado por empresarios, comerciantes e industriales de la zona, del mismo, es poco lo que se puede al menos visualizar como grandes logros. Por el contrario, se ha notado una especie de merma o inercia empresarial ante lo que ha estado ocurriendo desde hace más de veinte años con nuestro Santiago querido.
La actual administración ha dejado, hasta ahora, un sabor amargo tomando en consideración que llegó con un amplio apoyo popular y de los distintos sectores, el cual ha ido perdiendo en la medida que ha dejado de realizar las ejecutorias o de actuar, tal como lo prometió, ante aquellos y aquellas que creyeron en que sería totalmente diferente a las administraciones anteriores. Sin embargo, no ha podido llenar las expectativas y ha creado mayor frustración con la manera de manejarse ante las obras y ejecutorias que resultan prioritarias e importantes. Pienso que, hasta el mismo modo de respuesta de sus principales funcionarios, ha dejado de llegar al corazón del pueblo.
Cuento esto como anécdota de lo indicado más arriba. Recuerdo que hace como dos años, se me ocurrió, como ciudadano ingenuo que buscaba embellecer el parque que circunda los alrededores por donde residía, buscar la ayuda y colaboración de obras públicas municipales y de los encargados de parques y embellecimientos. Este último departamento si respondió a nuestro llamado y solicitud. Sin embargo, el encargado de obras públicas actual, después de reunirnos en diversas ocasiones y de ir al lugar para que se viera la reparación y hacer cuantas promesas se puede uno imaginar; resultó que todo fue un fiasco.
Luego de la actitud y forma de comportamiento ante otros escenarios de este mismo funcionario comprendí que resultó con éste lo mismo que ha sucedido a personas que, habiendo tenido oportunidad de estar en medios de comunicación y hacer críticas, cuando llegan a algún cargo, el mismo les queda grande y terminan quedándose en nada sus actuaciones.
En esa oportunidad que menciono más arriba, recuerdo que de esto puede dar fe, el Licdo. Angel Acosta que hasta una misiva me hizo llegar disculpándose por la pérdida de tiempo en que incurrí y la forma en que fui tratado. Esta misiva la publicamos en su oportunidad por este mismo diario. Asimismo, tuvimos el trato decente y oportuno del Licdo. Víctor Brens, una vez salió publicada dicha carta.
Con este testimonio quiero hacer ver, que es posible que existan personas que laboran en la actual administración que hacen su labor y trabajo, sin embargo, como institución, las actuales autoridades municipales, no han llenado el cometido esperado por los munícipes de Santiago. Hoy día el escenario de la hidalga luce entrampado entre el desorden del tránsito, donde cada día es más palpable que debe realizarse y llevarse a cabo una planificación para descongestionar los “tapones”, que ya, fuere o no horas pico, resultan el diario vivir nuestro.
Da la impresión que existe más preocupación por crear las maneras de cómo buscar más recursos, que soluciones; ya sea permitiendo la colocación de publicidad a través de pantallas sin pensar en el lugar en que se colocan las mismas; letreros sin misericordias, entre otros. Se ha querido sacrificar el entorno, sin importar lo que haya que hacer para lograrlo y el que hoy transita por nuestra ciudad, que le provoque lástima y pena, no sería de extrañarse.
Lo que hoy se ve, claro, para el santiaguero y santiaguera que le duele en realidad y que no le esté sacando beneficios al desorden, es que produce vergüenza y bochorno.
Es tiempo de que las actuales autoridades se dediquen a escuchar y a realizar las obras que realmente son prioritarias y que son las exigidas, porque no es correcto, alegar que no se tienen recursos para no cumplir sus labores.
Que el sector empresarial e industrial de la zona, puedan dejar la inercia e inacción que se percibe ante el abandono que resalta nuestra ciudad y se pueda dar exigir y demandar mejores resultados de los que se han visto, a prácticamente tres años de que las actuales autoridades están al frente de la administración edilicia.
Actualmente se conoce de las diferencias entre las autoridades del ministerio de Medio Ambiente y las autoridades edilicias por la sacada de materiales en exceso a lo permitido, de lo que fue el río Yaque del Norte, en un momento tan álgido que estamos viviendo los dominicanos y dominicanas, respecto a la protección de los recursos naturales en otras zonas del país y aquí se está debatiendo la sacada de material en exceso, a pesar del impedimento, de tan importante fuente acuífera. No se compadece tal medida adoptada por el Ayuntamiento con el clamor que he hecho referencia.
A los munícipes de Santiago que realmente les duele la hidalga, exigir mejores inversiones de sus recursos en mejores aspectos que este desamparo que luce nuestro entorno, que es cada día de mayor abandono y de desorden. Exigirle no sólo al alcalde, sino también al Consejo de regidores que se supone está para velar por los intereses colectivos y comunes de todos nosotros, sin embargo, es poco lo que se ha visto al respecto. Da la impresión que Santiago es Santiago, la Ciudad Corazón, pero huérfana de dolientes en lo que a autoridades se refiere e institución edilicia.
Lic. Jordi Veras.