Julio Vasquez.

Radio Renacer

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martes, 18 de diciembre de 2012

Crónica del amotinamiento de los "azules" contra los "verdes"


SANTO DOMINGO. Eran las 9:05 am. El lugar no puede ser más céntrico o emblemático en la ciudad de Santo Domingo: la esquina de las avenidas Maximo Gómez y 27 de Febrero. La visibilidad era perfecta esa mañana del lunes cuando arrastraba mi anatomía a una nueva jornada laboral.

De pronto, una docena de hombres vestidos con poloshirts azules comienzan a correr Gómez abajo. Uno gritaba: ¡ahí es, ahí es!

El semáforo cambia a verde pero nadie se mueve. Cundió el pánico colectivo y una doña se tiró de su jeepeta por aquello que es mejor que digan "aquí corrió". A primera vista parecía un choquecito sin consecuencias...quince minutos más tarde, solo se sabía del tránsito paralizado y de gente con las manos en la cabeza porque en este país, cualquier cosita se vuelve grande.

Se corre la voz que los "azules", miembros de un comando guerrillero conocido como "Unatrafin" (sigla para un sindicato de guaguas chatarras que maltratan a sus clientes en la ruta de la Máximo Gómez), se habían insubordinado contra los Amets (también conocido como los cactus verdes, las tortugas del tránsito o las "tayotas", más en confianza), que osaron exigir marbetes (impuesto obligatorio a la circulación vehicular cuyo plazo se venció luego de tres meses de publicitada venta) a estos esforzados "padres de familia" que por supuesto se negaron.

Ante la imposibilidad del diálogo...o de la ley, imperó la de la selva: los azules pidieron refuerzos y los verdes también. Llegaron tantos Amets a la esquina de esta crónica que seguro que el tránsito fluyó perfectamente en los tramos donde se quitaron para venir a apoyar. Trajeron maquinaria pesada también: policías de negro, patrullas de luces centelleantes y grúas. Llegó la prensa. Los transeúntes y la pobre gente que el destino los puso a circular a mala hora por ese tramo....esos infelices que verdaderamente pagan impuestos y tienen que tolerar a los miembros de ambos bandos, no les quedaba más remedio que orar para que no se le zafara a nadie un tiro como en el Viejo Oeste, o el centro de Santo Domingo.

Apareció una piedra y la tiraron. Alguien jura que se oyeron cuatro tiros. Lo que este testigo vio fue la "galleta" que le pegaron a uno y que provocó que 16 amets se llevaran a un azulito esposado y que provocó carcajadas de los hastiados presentes. Ni que fuera el Hulk. Un chusco dijo que lo dejaron vivo porque había cámaras presentes. A duras penas pasaban los vehículos. Los azules estaban replegados organizando la estrategia. La gente comenzó a hartarse y a intentar seguir con su vida a pesar de los guagüeros y los Amets, sin ninguna duda, dos segmentos altamente detestados por la generalidad de la población pensante.

A las 10:00 am, comenzó a disiparse el asunto. Los cuatro Amets más fuertecitos (o los de menor rango, los pobres), tuvieron que arrastrar a mano una de las guaguas que Unatrafin habían atravezado para detener el tránsito en señal de "protesta"; una grúa se llevó otra. Los azules no dieron más la cara, seguro esperando un mejor escenario para seguir fastidiando. Los Amets se fueron a lo mismo a sus esquinas particulares y en la zona, policías de negro se quedaron custodiando. Hasta el próximo lio.

Si le parece una historia cómica, ríase. Por episodios como estos somos el hazmerreir de muchos en el planeta Tierra. Mientras tanto, yo me conformo con contarlo.