En un artículo en el diario El Tiempo al publicarse el libro «La Infancia de Jesús» del Papa Benedicto XVI, el jesuita P. Alfonso Llano negó la virginidad de María e hizo afirmaciones contrarias a la doctrina católica. El obispo de Líbano-Honda (Colombia), Mons. José Miguel Gómez, envió una carta al sacerdote, pidiéndole que «recapacite y que vuelva a la recta doctrina de la Iglesia». Aseguró que los fieles han de conocer que lo dicho por el P. LLano «no es doctrina católica», y que él «tiene que saber que incurre en herejía. No se necesita un decreto oficial de un Obispo».
“Como Obispo de la Iglesia Católica, muy consciente de mi misión, aunque no soy portavoz de la Conferencia Episcopal de Colombia, quisiera que todos los lectores de la columna de El Tiempo sepan que la opinión que el P. Llano da en ese desafortunado artículo es una opinión que no es doctrina católica”, señaló el Prelado.
En una columna publicada en el diario El Tiempo en ocasión de la publicación del libro “La Infancia de Jesús” del Papa Benedicto XVI, el P. Alfonso Llano calificó a la virginidad de María como “un punto que parecía ya superado” en la Iglesia y vertió algunas otras expresiones contrarias a la doctrina católica.
Mons. Gómez lamentó que su misiva al sacerdote, recientemente filtrada a la prensa, aún no ha recibido respuesta “de ningún tipo” por parte del P. Llano, y señaló que envió copias de la carta, “al señor Arzobispo de Bogotá, de quien estoy seguro que habrá una intervención pastoral adecuada, y al padre Provincial de los Jesuitas”.
El P. Llano es director del Centro Nacional de Bioética CENALBE, de la Pontificia Universidad Javeriana, casa de estudios regentada por la Compañía de Jesús. El Obispo de Líbano-Honda remarcó que “en la Iglesia creemos con alegría, con libertad, lo que entendemos que Dios, nuestro Señor, nos ha revelado, y estamos seguros de su Palabra”.
La perpetua Virginidad de María
“Parte de ese misterio revelado, tal y como consta desde las profecías, que en el Antiguo Testamento veladamente hablaban sobre la virgen hija de Sión, y cumplidas únicamente en María, a quien Mateo y Lucas señalan inequívocamente como Virgen y Madre, seguimos creyendo en su virginidad perpetua”, señaló.El Obispo remarcó la enseñanza católica explicando que “el Hijo de Dios, en su Encarnación, nació de una Virgen incontaminada, como lo afirma la Tradición de la Iglesia. Virgen antes, durante y después del parto, y es hijo de un solo padre”.
“Él no puede dividirse en hombre y Dios, él es persona divina. Tiene dos naturalezas, la de Dios eternamente y la de hombre asumida en la plenitud de los tiempos, y no tiene dos papás, su único padre es Dios. San José, como todos lo sabemos y lo dice claramente el Evangelio, es su padre adoptivo, y la relación entre ellos es maravillosa, espléndida”, dijo.
Es importante que la correcta doctrina de la Iglesia se conozca “al mismo nivel como fueron proferidas estas posturas heréticas” del P. Alfonso Llano, indicó el Prelado. Mons. Gómez señaló que aquel que ha asumido esas posturas erróneas, como es el caso del sacerdote jesuita, “tiene que saber que incurre en herejía. No se necesita un decreto oficial de un Obispo. No son la verdad, no expresan la verdad católica”.
Interpretación sobre “los hermanos de Jesús”
El Prelado desmintió las afirmaciones del P. Llano sobre los supuestos hermanos carnales de Jesús y explicó que “la interpretación tradicional de la expresión ‘los hermanos de Jesús’ es la interpretación que brota de la misma Sagrada Escritura en la que como los lectores podrían apreciar clarísimamente se usa indistintamente la palabra hermano o hermana para referirse a distintos niveles de parentesco”.Como ejemplos, Mons. Gómez indicó la ocasión en la que “Abraham quiso presentar a Sara, su esposa, como su hermana” y “en el libro del Cantar de los Cantares, el enamorado llama hermana a la enamorada”. Como esos casos, “podríamos hacer un elenco enorme”, señaló el Prelado. Mons. Gómez advirtió “que el P. Llano desconozca esa referencia bíblica y luego la interpretación tradicional es signo de que hay parcialidad”.
“Finalmente, al pie de la Cruz, si el Señor tuvo que dejar el cuidado de su Santísima Madre a uno que no aparece en la lista de los hermanos es porque no tenía más hermanos ni ella tenía más hijos”, señaló.
Apelación a las autoridades eclesiales superiores
El Obispo explicó que el P. Llano tiene dos vínculos con autoridades eclesiásticas, a las que tiene que responder por sus escritos, el Arzobispo de Bogotá, Cardenal Rubén Salazar, y “la segunda autoridad corresponde a su carácter de religioso, y por medio de la cual entra en vinculación de una comunidad de hermanos enorme en todo el mundo, en su provincial en Colombia y un padre general en Roma”.“Ellos dos son autoridades para evaluar los escritos, las posturas, las doctrinas y llamarlo fraternalmente al orden”, indicó. Mons. José Miguel Gómez explicó que no sólo él, sino que “hay varios católicos, no necesariamente obispos, algunos jesuitas también, han pedido al padre provincial (de la Compañía de Jesús) una intervención positiva para que esta clase de propuestas termine, y para que no se desoriente más a los fieles de Colombia”.
“Tengo la más grande simpatía por la Compañía de Jesús. He sido formado por ilustres jesuitas, tanto en mi formación inicial de primaria y secundaria, como en mi formación como biblista en Roma, y por lo tanto sé que la Compañía de Jesús tendría con qué ayudar a la Iglesia de muchas maneras a superar esta crisis relativista, subjetivista y racionalista de los estudios teológicos contemporáneos”, señaló.
Sobre el P. Carlos Novoa
Al ser consultado por el caso de otro sacerdote jesuita, el P. Carlos Novoa, que se ha manifestado a favor del aborto en Colombia, Mons. Gómez indicó que “estoy seguro de que ha habido intervenciones tanto de obispos como de fieles laicos, que merecen todo el respeto, pidiéndole al P. Novoa directamente, y también a sus autoridades en la Compañía de Jesús, que respete la doctrina y la enseñanza de la Iglesia”.Mons. Gómez aseguró que las posturas del P. Novoa “sobre el aborto no representan ni siquiera remotamente lo que un cristiano normal puede pensar, ni siquiera remotamente”. “No son posiciones para seguir, no representan lo que un sacerdote normal estudia o aprende o cree, sino que son unas posturas cuyo origen habría que buscar en otro tipo de estudios que competen a las autoridades más próximas a él”, concluyó.