Por muchos años este joven taciturno y bardo del romanticismo poético, ha parido un folclor especial con sello neoyorkino, pero con sabor a plátano barahonero. La noche del 16 de mayo fue participe virtual de ese acontecimiento único, “La vida poética de Juan Pablo Duarte”, un concierto a la memoria histórica que representan el acontecer de esa época, como eslabón escondido, sumo del contemplar humano de esos tiempos.
El renglón humano que asistió al evento, como siempre, acogió esa voluntad del hacer constante que solo tiene Frank Adolfo. Mostro mi amigo Adolfo la grandeza de un Duarte escondido bajo las pinceladas de su propio verbo, cautivo y matizado por amores de su tiempo.
Frank Adolfo esta disfrutando de los avatares de los tiempos modernos acumulando años, desengaños y los horrores de la distancia de fortuna; compartiendo siempre una reunión y degustando el vino que entorpece el pensar y publica las interioridades.
Como conductor del evento pude notar el sentir patriótico de algunos exponentes luego de las palabras introductorias de Bulliumba Landestoy que se mostro muy complacido con el producto DVD presentado a los asistentes, ya que según su propia trayectoria él se alejo del concepto merengue para disparar una versión arreglo especial de la poesía del prócer.
La concurrencia disfruto además, de la mini conferencia del historiador Ramón Espínola, “Esta parte de la historia nuestra estaba escondida a la espera de que alguien se dignara en mostrarla”, dijo Espinola.
El Licenciado Felix E. Rodríguez hizo una magistral presentación del accionar cultural de Frank Adolfo y sus romadas en conjunto. Señalo como dato certero, la continuidad de Frank en el apadrinamiento de su ciudad natal Barahona, para cada aspecto de su vida cultural. Frank Adolfo, como sabio empedernido sentado a su lado, le contemplo con la sonrisa de mi amigo Popa.
La parte artística estuvo a cargo del maestro Benito Mercedes en el piano, luego el cantautor Freddy Dionisio hizo gala de su voz para embellecer el acto.
Gracias Frank por hacer cosas culturales para la eternidad, sabemos que algún día pondrán nombre a una de las calles en que has vivido; como decía un cantautor de Reguerón, “Me gustan las chapas que hacen placata, placata, placata.
Autor: Roman Polanco