Julio Vasquez.

Radio Renacer

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sábado, 14 de mayo de 2011

El auténtico líder.


En evangelio de hoy aparece el Señor diciéndonos, qué clase de líder es él, de modo que podamos revisar nuestro concepto. Él utiliza la imagen de “el buen pastor”. Utilizando esta alegoría para describir a un buen líder.
¿Cómo se describe el Señor a sí mismo como el “auténtico líder”?
En primer lugar, él dice que este líder está interesado en el bien de los que lo siguen, no en su propio bienestar.
Y se compara con líderes falsos, de quienes dice que “no vienen más que para robar, matar y perder”. Sin embargo de sí mismo afirma: “Yo en cambio he venido para que tengan vida y estén rebosantemente vivos” (Juan 10, 1-10)
De modo que este líder no desea USARNOS para darse buena vida. Al contrario, desea SERVIRNOS, para darnos Vida a nosotros.
Y para probar esta idea, dice que, contrariamente a los líderes falsos, ---a quienes llama ladrones y bandidos---, él está dispuesto a dar su vida por sus seguidores. Y esto, añado yo, no sólo lo dijo sino que lo hizo.
Y en segundo lugar él dice que este líder “conoce a sus ovejas por su nombre”.
Es decir, que usted y yo no somos unos simples seguidores metidos dentro de la masa del género humano y confundido entre miles. No. El Señor lo conoce a usted por su nombre. Lo conoce personalmente, lo distingue individualmente, y lo ama particularmente.
Este sí es el Dios en quien yo creo. Este concepto sí me atrae. ¿Y a usted?

LA PREGUNTA DE HOY

Los líderes actuales, ¿PUEDEN IMITAR A JESÚS?
Tomemos el campo familiar, por ejemplo. Si un padre o una madre imita a Jesús, querrá y procurará lo mejor para sus hijos, establecerá con cada uno en particular una comunicación basada en el cariño y en el respeto, y será un líder responsable y cariñoso. Conozco muchos así, y sé que todos están contando con la ayuda personal de Jesucristo para lograrlo.
Vayamos al campo empresarial. ¿Es posible este estilo de liderato en ese tan competitivo y “mundano” ambiente? Conozco una empresa, por ejemplo, a la cual he asesorado para aumentar el liderato de sus gerentes y supervisores.
Uno de ellos me dijo en una ocasión: “Don Luis, la semana pasada me llamó por teléfono personalmente el mismo Don J., Presidente de la compañía, para preguntarme si yo podía tener la amabilidad de pasar por su despacho al día siguiente y que si estaba bien conmigo que fuera a las 4:00 p.m. ¿Cómo es posible, Don Luis que “esta gente” trate a un subalterno con tanto respeto y tanta consideración…?

Después de reírme de la pregunta, le contesté:
¿Sabe porqué? Porque “esa gente” tiene a Jesucristo como su Maestro y Señor, y son personas humildes cuya amabilidad no ha sido afectada por su éxito.
Sí, amigo, podemos imitar a Jesucristo. Porque Él está vivo y presente ayudándonos a hacerlo. Puedo asegurarle, además, que las familias y las empresas, comunidades y países de los auténticos líderes que imitan a Jesucristo, están siendo bendecidos abundantemente por Él. Cuente con eso.