Julio Vasquez.

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viernes, 10 de enero de 2014

Biografia de Monseñor Francisco José Arnaiz

Monseñor Francisco José Arnaiz, sacerdote jesuita (S.J.) aunque nació el 9 de marzo de 1925 en Bilbao (España), es uno de los hijos más preclaros de República Dominicana, país al que arribó en 1961 y que, además de concederle la bien ganada ciudadanía, ha sido beneficiado durante casi 50 años por la labor de quien ha sido un ejemplo de sacerdote, maestro, pastor, intelectual, escritor, orientador y amigo.

Da la impresión que Arnaiz nació siendo jesuita, pues ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de mayo de 1941, es decir, que de sus 85 años de edad 69, un poco más del 81%, ha pertenecido y servido con entusiasmo y lealtad a la institución que fundara San Ignacio de Loyola. Como buen hijo ignaciano adquirió una sólida formación intelectual y académica habiendo obtenido los títulos de: Licenciatura en Humanidades (La Habana, Cuba); Licenciatura en Filosofía (Pontificia Universidad de Comillas, España); Doctorado en Teología (Universidad Gregoriana, Roma), y Especialización en Psicología y Psiquiatría y en Espiritualidad Ignaciana.

Juventud

Desde muy joven, Arnaiz ha ocupado importantes cargos, entre los que se destacan: 1949-52 Formador y Profesor en el Seminario de San Ildefonso (Aibonito, Puerto Rico); 1959-61 Rector del Noviciado-Juniorado “San Estanislao de Kostka” (La Habana y Director de la Casa de Ejercicios San Ignacio de Loyola (La Habana); 1962-64 Fundador y Director del Centro de Información y Acción Social (CIAS) de Santo Domingo, Fundador del Centro de Formación y Acción Agraria (CEFASA) y Asesor de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) y de la Federación de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC); 1964-75 Rector del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, Santo Domingo, República Dominicana; 1975-2002 Secretario General de la Conferencia del Episcopado Dominicano, Delegado de la Conferencia del Episcopado Dominicano a todos los diálogos sociales y Presidente de la Comisión Doctrinal; 1988 Obispo Auxiliar de Santo Domingo, Vicario Episcopal para la Universidad Católica Santo Domingo; 1990- 95 Presidente del Departamento de Vida Consagrada del CELAM, Presidente de la ADAA (Asociación Dominicana de Autoevaluación y Acreditación) de las Universidades Privadas y Encargado de la Cátedra Beras de la PUCMM. Como obispo le fue aceptada su renuncia en julio de 2002.

Educador

Una de las facetas más relevantes de monseñor Arnaiz es su ejercicio magisterial para cuya tarea ha estado dotado de verdadera vocación, admirables virtudes y enormes capacidades que asombran por su diversidad y por la solidez de los contenidos enseñados. A lo largo de su fructífera existencia, Arnaiz ha enseñado a nivel secundario y preuniversitario: Humanidades Clásicas Retórica, Latín y Griego, Literatura Universal, Literatura Latinoamericana, Arte, Física y Química, Mineralogía. A nivel superior (universitario): Teología sistemática (Trinidad, Cristología, Tratado de Gracia, Escatología, Mariología), Antropología Física y Cultural, Historia de la Iglesia, Psiquiatría y Psicología Clínica, Sociología, Doctrina Social de la Iglesia y Pastoral.

Orgullo para la iglesia

La Iglesia Católica dominicana debe sentirse orgullosa de contar con los servicios de una figura de tanto talento y capacidad de trabajo como Francisco José Arnaiz, S.J. Por eso no es de extrañar que en su vida de sacerdote y obispo haya asistido a las sesiones del Concilio Vaticano II como teólogo de Monseñor Octavio A. Beras, entonces Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y posteriormente primer Cardenal en nuestra historia, a los seis primeros Sínodos Mundiales de Obispos, y como Delegado de la Conferencia del Episcopado Dominicano a los dos últimos (sobre la formación de los futuros sacerdotes y sobre la Vida Consagrada); como teólogo del CELAM a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla), como miembro a la IV Conferencia en Santo Domingo y como Presidente del Departamento de vida consagrada del CELAM, y como ponente a diversos Congresos Mundiales y semanas de estudio de Sociología, Teología y de Ejercicios Espirituales de San Ignacio.

En su calidad de docente se ha preocupado no sólo de la cátedra o del trabajo estrictamente pastoral sino que se ha prestado su atención durante décadas a fungir de eficaz orientador social como lo demuestran sus libros y su columna en el periódico Listín Diario.

Escritor

La lucidez de su pensamiento ha quedado plasmada en sus cerca de 20 libros, entre los cuales se destacan: Dinámica egocéntrica, 1967; María Sponsa Spiritus Sancti, 1967; Los Ejercicios Espirituales para el hombre de hoy, 1973; Datos y Análisis para la Historia, 1981; Albores de la fe, 1989; San Ignacio de Loyola por dentro, 1991; Más luces que sombras, 1989; Bitácoras, yelmos y cruces, 1992; Catecismo y catecismos, 1993; el Cardenal Beras Rojas, 1994; Jesús de Nazareth, 1996; Lecturas Pascuales, 1997; San Ignacio de Loyola, maestro de la vida en el Espíritu, 2001; El Celibato, 2003; Fisonomía de Cristo, 205, y La madurez de los pueblos exige tiempo, 2006.

Como columnista del Listín Diario, decano de los periódicos dominicanos, empezó a colaborar en diciembre de 1966, primero en el Suplemento Sabatino y después en la página de opinión de la edición sabatina, cuando fue suprimido el Suplemento. La columna lleva el título de “Pensamiento y vida” por tocar temas teológicos, filosóficos o culturales o hacer comentarios sobre la vida nacional. De diciembre de 1966 al día de hoy ha escrito en dicho medio informativo más de 1,650 artículos.

Reconocimientos

Por todos sus méritos y servicios al país ha recibido las siguientes condecoraciones: “Pro Ecclesia et Pontífice” (Santa Sede); “Medalla del mérito de la Emigración” (España); Doctorado Honoris Causa por UTESA (Santo Domingo); Doctorado Honoris Causa por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra; Condecoración Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Gran Oficial, y Gran condecoración de la Orden de Malta. Mons. Francisco José Arnaiz, S.J. es querido y admirado por toda la sociedad porque, entre otras razones, es un auténtico maestro y un ciudadano ejemplar. Así también lo fueron, en sus respectivas épocas, Eugenio María de Hostos, Pedro Henríquez Ureña y Ercilia Pepín, por solo citar tres figuras emblemáticas en el campo educativo. De ahí que, como expresara el 20 de abril de 1999 en ocasión de la presentación de su obra Palabras breves y palabras largas, reitero que “nuestro país necesita, para crecer como tal, muchos Arnaiz.

Hombres que con sus vidas y sus palabras se conviertan en ejemplos a imitar y desempeñen, siendo excepcionales testigos de excepción, el rol de ángeles guardianes del pueblo dominicano como Mons. Arnaiz lo ha sido en nuestra sociedad”.