Julio Vasquez.

Radio Renacer

Radio Renacer

Radio Renacer

martes, 19 de julio de 2011

La biblia en su casa.


Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar. Se dividieron las aguas.
Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha.
Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos.
Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón.
Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: "Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros."
Pero Yavé dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos."
Moisés extendió su mano sobre el mar. Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar.
Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo.
Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yavé: "Cantaré a Yavé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete.


Salmo
Éx 15, 8-9; 10; 12; 17


Al soplo de tus narices retroceden las aguas, las olas se paran como murallas; los torbellinos cuajan en medio del mar. Dijo el enemigo: "Los perseguiré y los alcanzaré, los tendré a merced, llevaré sus despojos; sacaré mi espada y mi mano los matará."


Mandaste tu soplo y el mar los cubrió, y se hundieron como plomo en las aguas majestuosas.


¡Extiendes tu mano y se los traga la tierra!


Tú lo llevarás y lo plantarás en el monte que es tuyo, el lugar en que habitas, oh Yavé; el Santuario del Señor, obra de sus manos.



Evangelio
Mt 12, 46-50
Mientras Jesús estaba todavía hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban de pie afuera, pues querían hablar con él.
Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo."
Pero Jesús dijo al que le daba el recado: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
E indicando con la mano a sus discípulos, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos.
Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre."