El semanario Camino es de opinión de que la huelga que, por 72 horas, realizaron los médicos que laboran en los hospitales de Salud Pública y el Seguro Social, evidencia que la sociedad dominicana se encamina hacia posturas rígidas e intransigentes, sin tomar en cuenta a quiénes afecta esa posición. La evaluación de ese paro, que afectó a miles de personas que necesitaban ser atendidas por los galenos, con quienes habían concertado citas, aparecerá en la edición de este domingo del periódico, vocero escrito del Arzobispado de esta ciudad.
Con el título de “Insensatez”, Camino considera que los paros frecuentes en los hospitales convocados por el Colegio Médico Dominicano “nos hablan del fracaso del diálogo entre el gremio y las autoridades de salud”. “Estos días de angustia para los más empobrecidos nos muestran que la sociedad dominicana parece encaminarse hacia posturas rígidas, intransigentes, sin tomar en cuenta a quiénes afecta esa posición”, recalca.
A juicio del semanario Camino, al negarse a buscar una solución al conflicto “están jugando con la vida de miles de dominicanos que no pueden pagar una consulta privada”. El rotativo, especializado en temas religiosos, se pregunta cómo es posible que en pleno siglo XXI haya un país en el mundo en donde los pobres sufran la impotencia de soportar una enfermedad sin nadie que vaya en su auxilio a calmarles el dolor, porque quienes están llamados a asistirles están en huelga.
Al tiempo de insistir en que con esa actitud están poniendo en peligro la vida de un ser humano, Camino no deja de reconocer que son justos los reclamos de los médicos, quienes exigen aumento salarial, pensiones dignas y el cinco por ciento del Producto Interno Bruto para mejoría del sistema hospitalario.
Sin embargo, es de opinión de que el método de lucha para alcanzar estos beneficios “choca frontalmente con el derecho de los más pobres del país, que se ven privados de las atenciones médicas”.
Sin embargo, es de opinión de que el método de lucha para alcanzar estos beneficios “choca frontalmente con el derecho de los más pobres del país, que se ven privados de las atenciones médicas”.
“Sabemos lo hiriente y decepcionante que debe ser para un médico, que pasó los mejores años de su vida estudiando y cuya profesión le exige formación permanente, observar salarios escandalosos en la administración pública, o los ayuntamientos, devengados por personas que en muchos casos su único aval ha sido vestir su conciencia de un color partidario”, razona.
No obstante, Camino estima que, frente a las huelgas médicas se impone la sensatez y pensar en los más humildes, dejar atrás la prepotencia y arrogancia de un lado y de otro que es urgente buscar soluciones. Recomienda no continuar echando más leña al fuego de la crisis en los hospitales “politizando las demandas, porque mientras se continúa en discusiones estériles, los pobres se van consumiendo”.