NUEVA YORK._ Con una humildad que asombra, la magistrada Rita Mella no parece una jueza de la Corte Criminal de la ciudad. En “ropa de pelea” se percibe su imagen como la de aquella activista que en la década de los noventas emergió como una futura abogada sobresaliente en lo académico y lo profesional. Mella, de 50 años de edad y quien fue escogida por los electores en el 2006 como jueza en la Corte Civil de Manhattan, vuelve a tocar las puertas de la comunidad latina y demás etnias de la ciudad para pedir el voto en su favor y pasar a ser magistrada en la Corte de Sucesiones y Asuntos de Familia (Surrogates Court) no porque crea que se le deben favores, sino porque está convencida que de llegar a la referida corte, la imagen de ese tribunal cambiará radicalmente con su ejercicio, debido a que hasta se le tiene como un estrado elitista y donde sólo abundan los blancos. Su lema es “experiencia, justicia e independencia”.
Las primarias demócratas del 13 de septiembre serán otro de sus retos a vencer, pero el respaldo que está obteniendo es tan sólido que se muestra más que confiada en el triunfo sobre su púnica oponente, Barbara Jaffre de origen judío y el resultado de la contienda decidirá cuál de las dos sucederá en el puesto a la magistrada renunciante Kristian Booth Glen, quien se retirará a finales del 2012.
“Votando por mí, es la única manera de que los latinos van a poderse sentirse representados en este tribunal. A los hispanos y a las personas de color en general se les ha mantenido excluidos y se les ha ignorado en ese tribunal. Mi llegada ahí será la única forma de que eso cambie, porque a partir de ese momento ya no se verá una corte embarrada de corrupción, sino como una corte a la que todo el mundo puede ir a adoptar niños y niñas”, añade.
Otra de las ventajas en tener a Rita como jueza en esa corte es la de que las minorías evitarían tener que ir a la Corte de Familia a hacer largas filas y a sufrir la rancia burocracia existente en ese circuito. “Ese mismo proceso toma la mitad del tiempo en la Corte de Sucesiones”.
Recordó que por primera vez se votará un jueves porque tradicionalmente se hacía los martes, pero ese día caerá el 11 de septiembre (aniversario del ataque terrorista a las torres gemelas) por lo que la legislatura cambió el día y los votantes tienen que asegurarse de los colegios que les corresponden, porque votarán en sitios diferentes.
“Tienen que saber por quién votar cuando se trata de jueces, pero esa decisión no la pueden tomar la gente del Bajo Manhattan (Downtown), sino todos nosotros”, pidió la magistrada dominicana.
Ocho de diez concejales y cuatro de seis senadores estatales se han comprometido ya a dar respaldo a Mella, quien explica que desde la corte, un juez o una jueza pueden ayudar a la comunidad de muchísimas maneras.
“Nuestro trabajo es más de servicio comunitario y al comunicarnos con las partes que comparecen ante nosotros y transmitirles la confianza de que la justicia va a ser impartida y compartida de manera justa y equitativa”, expresa Mella.
“Cuando una persona de las minorías va al estrado y lo que ve es una persona con la que no se puede comunicar, sale con un descontento y una noción de que no tiene representantes allí”, añade la magistrada.
“Los estereotipos influyen definitivamente y crean esa desconfianza. Un caso típico en la cámara de la Corte Criminal donde trabajo es de los muchachos que llegan a una corte acusados por ejemplo de vender o poseer marihuana y ven un anglosajón o una anglosajona en la corte, lo primero que piensan que es que en el tribunal todos están en contra suya”, relata Mella.
“Sin embargo, cuando llegan y me ven con el apellido Mella, piensan que quizás sean culpables pero esa jueza latina va a ser justa. Por eso es que digo que es importante tener jueces y juezas de todas las etnias en los estrados”, añade Rita.
Detalla que en la Cámara Penal que preside, en el 43% de los casos de narcotráfico, violencia doméstica, abusos sexuales, manejar bajo influencia del alcohol, asaltos, robos menores, posesión de armas y drogas, traspaso ilegal en edificios sin permiso y otros delitos, corresponden a acusados hispanos.
“Por mucho tiempo estuve designada en una sala donde sólo se dirimen casos de drogas, todos los casos de narcóticos de Manhattan me llegaban a mí, pero se cerró porque argumenté que esa metodología no funcionaba. Yo era la única jueza latina en todo el tribunal”, narra la magistrada dominicana.
“Pienso que una de las cosas que deberíamos hacer es tener programas de entrenamientos y empleos, porque lo que esos muchachos están haciendo en las calles (vender drogas) lo consideran un trabajo, algunos de ellos son indocumentados y eso es lo que hacen porque no pueden conseguir trabajo”, puntualiza.
Aclara que entregar indocumentados a inmigración, sólo es obligatorio si hay una sentencia que incluye cárcel. “El área de la ley migratoria y la manera en que se relaciona con lo penal, es sumamente complicada. Te pueden acusar miles de veces de narcotráfico y si no vas condenado a cumplir condena a una cárcel, como Rikers Island por ejemplo, es probable que inmigración nunca se entere”.
Mella agrega que “en el momento en que se pone el pie en la cárcel, ahí está la deportación segura. Si los abogados quieren evitar la repatriación, es importante que negocien con la fiscalía para que los casos no sean enviados a inmigración”.
-¿Cuál es el tipo de ayuda que en su caso, una jueza o juez puede darle a la comunidad latina?
-Es importante contar con magistrados y magistradas que entiendan la cultura. Por ejemplo, uno de los casos que empecé a ver en el tribunal es el de los sommons (multas personales) a mucha gente por estar jugando dominó en las aceras de las calles y la policía los acusa de “juego ilegal”.
Explica que porqué tenían 25 centavos o una “peseta” se les califica como criminales, “pero cuando se es latino y especialmente dominicano o dominicana en un estrado, entendemos que esas gentes lo que hacían era pasar el tiempo jugando dominó, se estaban recreado”.
Mella dice que la parte más importante es traer sensibilidad y entendimiento diferentes y conocer de dónde vienen estas personas. “He visto jóvenes regresando a los puntos en los que han sido acusados de vender marihuana, quizás a una cuadra de aquí. Los veo como si fueran mis propios hijos. No los descargo de la culpabilidad, porque ante la ley son culpables y la ley no me lo permite, pero entiendo de donde vienen y cuál es el proceso que los ha llevado hasta ese punto”.
Agrega que toma esos factores en consideración al momento de imponer sentencia, porque la ley me da un poder increíble en materia de sentencia que puede ser desde una hora hasta un año en la cárcel por poner un ejemplo.
Sobre la imagen elitista, intocable y de funcionarios inaccesibles que irradian los jueces y juezas, responde que no se les permite expresar opiniones, promoverse, tomarse fotografías en el estrado, porque las leyes son sumamente estrictas respecto a los jueces.
“Hay una sola excepción, se nos permite el activismo político cuando tenemos que hacer campaña para reelegirnos y eso es por nueve meses y especialmente cuando aspiramos a una posición superior como lo estoy haciendo en este momento”, expone la jueza Mella.
No quiere salir de la Corte Criminal, porque se identifica y le satisface el trabajo que hace en lo penal, “pero esta posición a la que aspiro es de mucha importancia en Manhattan y en el área penal, porque la judicatura en la Corte de Sucesiones y Familia ha estado reservada sólo para anglosajones y sería la primera de color en sentarse en un estrado de ese tribunal.
“Esa corte es tan poderos que muchos me ven como una osada porque decidió lanzar mi candidatura para ese tribunal donde se deciden casos de testamentos, herencias, custodias, adopciones y hasta las disputas de parejas homosexuales enfrentándose a parientes que reclaman ser los legítimos sucesores de sus bienes”, precisa Mella.
“Las parejas homosexuales usan mucho ese tribunal porque las familias pelean mucho por la sucesión cuando una pareja gay le deja sus bienes a otras y también adoptan niños y utilizan esa corte para eso también. Tiene mucha relación con las parejas homosexuales y ellos votan en masa para elegir los jueces de ese tribunal”.
En esa corte, la mayoría de personas que acuden a dirimir sus diferencias con ricas, millonarias y multimillonarias. “Por eso es un tribunal tan prestigioso. Cuando mucha gente se entera de mi aspiración, abren mucho los ojos y se preguntan cómo, pero tengo muchas posibilidades”.
Mella basa esas posibilidades en que es la única de las dos candidatas que cuenta con suficiente experiencia. Su rival, la señora Jaffe nunca ha trabajado en la justicia, contrario a la dominicana. “Segundo tengo experiencia en ese tribunal y tercero, tengo el apoyo político de ocho de 10 concejales y los otros dos no han apoyado a nadie. De seis senadores estatales, tengo cuatro y el resto no ha decidido inclinarse por nadie”.
Tiene respaldo político hasta en el Barrio Chino y en todo Manhattan. El alcalde, republicano y el gobernador demócrata no han asumido posiciones y ella espera que tampoco lo hagan.
Autor: Miguel Cruz Tejada