Tony Pina.
Ocho años después que los hermanos Orbille y Wilbur Wright elevaron a los cielos de Carolina del Norte (17 de diciembre de 1903) el primer “pájaro mecánico”, en marzo de 1911 el vegano Hermógenes H. García (Mogito) diseñó en Nueva York la primera “máquina voladora” de fabricación dominicana.
Al poliplano de “Mogito”, quien rehusó las ofertas de contratación en Estados Unidos y optó por regresar a su natal ciudad de La Vega para desarrollar la aeronavegación dominicana, le siguió el 14 de febrero de 1914 el primer amarizaje de un hidroavión en la ría Ozama, hazaña que recayó en el piloto norteamericano Frank Burnside.
A ese evento, tres días después, se suma otra proeza de la aeronavegación dominicana: el piloto criollo Geo Pou el 17 de febrero de 1914 surcó los cielos de Santo Domingo a 4,500 pies de altura, una altitud considerada récord para la época.
Esos tres acontecimientos sucesivos de la aeronavegación colocan a la República Dominicana a la vanguardia de la aviación mundial, por encima incluso del resto de las demás naciones de Latinoamérica y el Caribe.
A partir de entonces, los adelantos en materia de aviación de la República Dominicana fueron imparables. En 1920, la empresa norteamericana West Indian Aereal Express, subsidiaria del Ingenio Barahona, organizó la primera línea aérea comercial del Caribe, la cual realizaba vuelos para transporte de pasajeros y servicios de correo entre Cuba, Santo Domingo, Haití y Puerto Rico.
En 1922, dos años antes de la desocupación del territorio nacional por parte de las tropas interventoras norteamericanas, Frank Féliz Miranda fue escogido entre las filas de la Policía Nacional Dominicana (como en principio se llamó al Ejército) para realizar el curso de piloto en la escuela de aviación Columbia, en Cuba, conjuntamente con Ernesto Tejeda Matos y Gregorio Peguero, quienes se graduaron de técnicos o mecánicos de aviación. Posteriormente, en 1923, Aníbal Vallejo también se graduó de piloto en Cuba.
En 1928, a través de la Ley 904, promulgada por el gobierno de Horacio Vásquez, y que consignó la suma de 125 mil pesos, esos pilotos y técnicos en aviación se convirtieron en el primer grupo que integró el “Cuerpo de Aviación”, adscrito al Ejército Nacional, y que luego se le llamó “Arma de Aviación” cuando, en 1932, el dictador Rafael Leonidas Trujillo concibió la importancia estratégica de organizar la defensa aérea del territorio nacional.
A partir de la fecha surgió la primera Escuela de Aviación Dominicana. Ese mismo año fue recibido como un héroe en Santo Domingo el piloto norteamericano Charles Linbergh, quien exitosamente concluía en el país un vuelo que partió desde Estados Unidos y recorrió Centroamérica y el Caribe.
Años después, en noviembre de 1937, Féliz Miranda y Vallejo Sosa, sobrevolando los 22 mil pies de altura en el avión Colón (un Curtis Wrigth 19R), serían los únicos sobrevivientes del Vuelo Panamericano, una actividad aprobada años atrás en Montevideo, Uruguay, para recabar fondos para la construcción del Faro a Colón, en Santo Domingo.
Los tres pilotos cubanos desaparecieron en las montañas de Colombia, después de que la flotilla despegara el 15 de diciembre de 1937 del aeropuerto de Lima, Perú. El accidente fue aprovechado por la propaganda de Trujillo para resaltar la preparación y audacia del equipo de aviación militar dominicano.
El 27 de diciembre de 1938 fue promulgada la Ley No. 55 mediante la cual fue creada la Estación Naval y de Aviación, cuyas instalaciones en principio estuvieron en la Base Naval de las Calderas, en la provincia Peravia, y estaban adscritas al Ejército Nacional.
A principios de la década del 40 del siglo pasado fue creada la Aviación Militar Dominicana (AMD), la que posteriormente fue rebautizada con el nombre de Fuerza Aérea Dominicana (FAD), una estructura militar edificada en San Isidro, cuyos planos e instalaciones siguieron rigurosamente las normas concebidas en Alemania durante la dictadura de Adolfo Hitler.
Desarrollo de la aviación comercial
Concomitantemente con el avance experimentado por la aviación militar, República Dominicana tuvo destacada participación en la aviación comercial.
No obstante no disponer de modernas instalaciones aeroportuarias, el país se insertó de manera decidida en el transporte de pasajeros y de carga. En Santo Domingo fue construido el primer aeropuerto, el General Andrews, en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como el ensanche Miraflores, en el Distrito Nacional, y luego el Punta Caucedo y posteriormente el aeropuerto internacional de Las Américas, hoy José Francisco Peña Gómez.
Esas instalaciones aeroportuarias sirvieron de base para la formación de compañías públicas y privadas de la aviación, colocando a República Dominicana a la par con los demás países de América Latina y la región del Caribe.
Luego de la dictadura de Trujillo, los aeropuertos fueron extendidos a las ciudades de Santiago, Puerto Plata, Barahona, La Romana, Samaná y La Altagracia.
Féliz Miranda y Vallejo Sosa
Frank Féliz Miranda, quien alcanzó el grado de general piloto, murió el 20 de julio de 1954, a la edad de 53 años, en circunstancias atribuidas a un crimen orquestado en su contra durante la tiranía de Trujillo.
En las mismas circunstancias de la conjura del régimen falleció Aníbal Vallejo Sosa. Ambos tienen el mérito de ser los pioneros de la aviación militar de la República Dominicana, tras graduarse en La Habana, Cuba.