Un día tomé la decisión de buscar nuevos caminos, nuevos senderos donde recorrer mi destino y de inmediato apareció la ruta y las señales del tránsito que debía seguir para ir encontrando los caminos.
Un día sentí la necesidad de experimentar la alegría y aparecieron las sonrisas. Sentí la necesidad de experimentar la ternura y aparecieron las caricias, de experimentar la inocencia y aparecieron las miradas de los niños y niñas.
Un día elegí las ocupaciones en lugar de las preocupaciones y aparecieron las realizaciones. Un día olvidé los conflictos y apareció la paz.
Un buen día quise experimentar vivir la vida a toda plenitud con sus altas, con sus bajas con sus vaivenes de ir y venir, que llevan y traen aventuras, que llevan y traen olores de diversos sabores.
Cuando me di cuenta del poder que tenía de hacer realidad lo que quería experimentar, cuando me di cuenta de que La Divinidad me había dado la oportunidad y la opción de elegir, empecé a unir mi pensamiento al Universo para que empezara a manifestar mis creencias en el lugar y el momento que fuera y qué gran sorpresa: el Universo me respondió. Pude experimentar la maravillosa vivencia de que cuando quieres el Universo también quiere.
Comprobé que cuando emites una orden, un mandato mental y te pones en armonía a través de tu mente y luego procedes a la acción para realizar lo que tu alma quiere experimentar, entonces el Universo también quiere.
Es por ello, que debemos estar claros en saber lo que pensamos, decimos y hacemos. Debemos saber qué es lo que realmente deseamos y queremos porque el Universo responde de inmediato a nuestro mandato. Es por ello, que debemos trabajar para tener siempre pensamientos positivos ante todas las situaciones que se nos presentan.
Debemos tener una causa justa para tener una consecuencia, un efecto justo porque cuando se abren los canales a través de los cuales se manifestará la materia de nuestros pensamientos, esta realidad dependerá de lo que hayamos pensado, dicho o hecho anteriormente, porque simplemente cuando tú quieres, el Universo también quiere y está dispuesto a manifestar todas y cada una de tus creencias.
La autora es Abogada y docente universitaria.
Un día sentí la necesidad de experimentar la alegría y aparecieron las sonrisas. Sentí la necesidad de experimentar la ternura y aparecieron las caricias, de experimentar la inocencia y aparecieron las miradas de los niños y niñas.
Un día elegí las ocupaciones en lugar de las preocupaciones y aparecieron las realizaciones. Un día olvidé los conflictos y apareció la paz.
Un buen día quise experimentar vivir la vida a toda plenitud con sus altas, con sus bajas con sus vaivenes de ir y venir, que llevan y traen aventuras, que llevan y traen olores de diversos sabores.
Cuando me di cuenta del poder que tenía de hacer realidad lo que quería experimentar, cuando me di cuenta de que La Divinidad me había dado la oportunidad y la opción de elegir, empecé a unir mi pensamiento al Universo para que empezara a manifestar mis creencias en el lugar y el momento que fuera y qué gran sorpresa: el Universo me respondió. Pude experimentar la maravillosa vivencia de que cuando quieres el Universo también quiere.
Comprobé que cuando emites una orden, un mandato mental y te pones en armonía a través de tu mente y luego procedes a la acción para realizar lo que tu alma quiere experimentar, entonces el Universo también quiere.
Es por ello, que debemos estar claros en saber lo que pensamos, decimos y hacemos. Debemos saber qué es lo que realmente deseamos y queremos porque el Universo responde de inmediato a nuestro mandato. Es por ello, que debemos trabajar para tener siempre pensamientos positivos ante todas las situaciones que se nos presentan.
Debemos tener una causa justa para tener una consecuencia, un efecto justo porque cuando se abren los canales a través de los cuales se manifestará la materia de nuestros pensamientos, esta realidad dependerá de lo que hayamos pensado, dicho o hecho anteriormente, porque simplemente cuando tú quieres, el Universo también quiere y está dispuesto a manifestar todas y cada una de tus creencias.
La autora es Abogada y docente universitaria.