Francisco, que prometió poner a la Iglesia católica en contacto con la vida moderna, dijo el viernes que las parejas cuyo matrimonio fracasa deben ser “acompañadas” y no “condenadas”, en plena polémica sobre el divorcio. “Cuando el amor fracasa, y fracasa muchas veces, debemos sentir el dolor de ese fracaso, acompañar a la gente que ha sentido el fracaso de su amor”, dijo el Papa durante la misa cotidiana que realiza en el Vaticano. “¡No hay que condenarlos! ¡Hay que caminar con ellos!”, afirmó Francisco, que exhortó a no hacer “casuística con su situación”.
“Debemos estar cerca de los hermanos y las hermanas que han sufrido el fracaso del amor en sus vidas”, insistió el jefe de la Iglesia Católica, cuya intervención fue difundida por Radio Vaticano. Francisco insistió al mismo tiempo en la belleza del matrimonio cristiano, la unión de un hombre y una mujer, “obra maestra de la creación”.
El tema de los divorciados que vuelven a casarse es fuente de crispación en el Vaticano. La cuestión principal es si los divorciados que vuelven a contraer matrimonio pueden ser autorizados a participar en la parte más sagrada de la misa católica, la Sagrada Comunión, que en conformidad con las reglas actuales está prohibida, pero que en la práctica a menudo no se aplica. El Cardenal Philipe Barbarin, arzobispo de Lyon en Francia, dijo a la Radio Vaticano que una reunión de cardenales de todo el mundo que tuvo lugar este mes en el Vaticano dedicó “80 a 90%” del tiempo a discutir esta cuestión. El cardenal alemán Ludwig Mueller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó que “es imposible cambiar” las reglas actuales y que la gente debe dejar de pensar en el matrimonio como “una fiesta en una iglesia”.
El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, miembro del consejo de ocho cardenales instaurado por el sumo pontífice para asesorarlo, tomó una posición más suave y pidió a Mueller que fuera “más flexible”. Un estudio de la cadena en lengua castellana Univisión en 12 países de mayoría católica estableció que 75% de los europeos, 67% de los latinoamericanos y 59% de los estadounidenses no estaban de acuerdo con la Iglesia católica en este tema, mientras que en África 19% de los interrogados estuvieron en contra. Se trata de una cuestión que provoca una gran angustia en muchas parejas católicas, que dicen ser tratadas como creyentes de segunda categoría, y que ha conducido a actos de desafío.
La cuestión de permitir que los divorciados que contrajeron matrimonio por segunda vez reciban la Sagrada Comunión afectaría a millones de católicos en todo el mundo. Tan sólo en Estados Unidos, 25% de las parejas católicas terminan en divorcio. Algunos teólogos y clérigos pidieron cambios para facilitar la anulación de los matrimonios cuando se pueda alegar que el casamiento tuvo lugar debido a la presión social o que no fue plenamente comprendido. Un nuevo matrimonio sería autorizado entonces, en conformidad con las reglas de la Iglesia católica, y se permitiría que la pareja recibiera la Sagrada Comunión. Otra posibilidad sería el modelo ortodoxo, que permite que algunos divorciados se casen nuevamente en la iglesia y tomen la Sagrada Comunión, pero en el segundo matrimonio sólo da una bendición y no la considera como un sacramento. AFP
“Debemos estar cerca de los hermanos y las hermanas que han sufrido el fracaso del amor en sus vidas”, insistió el jefe de la Iglesia Católica, cuya intervención fue difundida por Radio Vaticano. Francisco insistió al mismo tiempo en la belleza del matrimonio cristiano, la unión de un hombre y una mujer, “obra maestra de la creación”.
El tema de los divorciados que vuelven a casarse es fuente de crispación en el Vaticano. La cuestión principal es si los divorciados que vuelven a contraer matrimonio pueden ser autorizados a participar en la parte más sagrada de la misa católica, la Sagrada Comunión, que en conformidad con las reglas actuales está prohibida, pero que en la práctica a menudo no se aplica. El Cardenal Philipe Barbarin, arzobispo de Lyon en Francia, dijo a la Radio Vaticano que una reunión de cardenales de todo el mundo que tuvo lugar este mes en el Vaticano dedicó “80 a 90%” del tiempo a discutir esta cuestión. El cardenal alemán Ludwig Mueller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó que “es imposible cambiar” las reglas actuales y que la gente debe dejar de pensar en el matrimonio como “una fiesta en una iglesia”.
El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, miembro del consejo de ocho cardenales instaurado por el sumo pontífice para asesorarlo, tomó una posición más suave y pidió a Mueller que fuera “más flexible”. Un estudio de la cadena en lengua castellana Univisión en 12 países de mayoría católica estableció que 75% de los europeos, 67% de los latinoamericanos y 59% de los estadounidenses no estaban de acuerdo con la Iglesia católica en este tema, mientras que en África 19% de los interrogados estuvieron en contra. Se trata de una cuestión que provoca una gran angustia en muchas parejas católicas, que dicen ser tratadas como creyentes de segunda categoría, y que ha conducido a actos de desafío.
La cuestión de permitir que los divorciados que contrajeron matrimonio por segunda vez reciban la Sagrada Comunión afectaría a millones de católicos en todo el mundo. Tan sólo en Estados Unidos, 25% de las parejas católicas terminan en divorcio. Algunos teólogos y clérigos pidieron cambios para facilitar la anulación de los matrimonios cuando se pueda alegar que el casamiento tuvo lugar debido a la presión social o que no fue plenamente comprendido. Un nuevo matrimonio sería autorizado entonces, en conformidad con las reglas de la Iglesia católica, y se permitiría que la pareja recibiera la Sagrada Comunión. Otra posibilidad sería el modelo ortodoxo, que permite que algunos divorciados se casen nuevamente en la iglesia y tomen la Sagrada Comunión, pero en el segundo matrimonio sólo da una bendición y no la considera como un sacramento. AFP