Al asumir la Presidencia de México, el 1 de diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto planteó un PROGRAMA de grandes transformaciones para impulsar la modernización de su país. En los meses que siguieron, el Congreso mexicano fue aprobando, una a una, las reformas legislativas que esa plataforma requería. Al hacerlo, puso en práctica el acuerdo político alcanzado por las principales fuerzas políticas, conocido como “Pacto por Mexico“.
Para sana envidia de muchos en nuestra postergada región sudamericana, el entendimiento arribado por los grandes dirigentes políticos del país implica una verdadera agenda de política de Estado: por ello las profundas transformaciones puestas en marcha gozan de un panorama de sostenibilidad en el tiempo y no corren riesgo de ser revertidas tras un período de gobierno.
Peña Nieto ha anunciado ahora el inicio de la etapa de la implementación de las ambiciosas reformas que se ha propuesto para susexenio. El joven presidente -asumió el poder con 46 años- ha decidido una impactante apuesta por la inversión en obras públicas de envergadura, como motor de la reactivación económica. Así, anunció la construcción de un nuevo aeropuerto para la gigantesca metrópoli del Distrito Federal y un programa de desarrollo de subterráneos. “Pensar en grande” parece ser el leitmotiv de su administración: las estimaciones del presupuesto de la nueva aeroestación rondará los 9.000 millones de dólares y cuadruplicará la capacidad del actual. La obra es solo la más emblemática de un plan global de infraestructuras que supondrá en los próximos cuatro años una inyección de 590.000 millones de dólares, que en una relación de dos dólares del sector público y uno correspondiente a la iniciativa privada se alza como el mayor impulso de inversión de la región.
“Cuando el 1 de diciembre de 2012 tomé posesión, era urgente dar el gran paso, fue el momento de romper con mitos y limitaciones. Para ello alcanzamos el “Pacto por México“ un acuerdo nacional con las principales fuerzas políticas. La pluralidad permitió las reformas. El 11 de agosto con la promulgación de las últimas leyes se cerró un etapa. ¿Y ahora qué sigue? Ponerlas en marcha”, señaló Peña Nieto.
Desprovisto de ataduras ideológicas, Peña Nieto se ha animado a avanzar sobre un tabú de nuestras sociedades: sacudir la modorra de la burocracia educativa. La reforma en el campo de la formación ha llevado incluso al enfrentamiento con la hasta entonces todopoderosa líder del sindicato docente Elba Esther Gordillo, quien terminaría presa por acusaciones de malversación de fondos multimillonarios y señalada por Forbes en diciembre de 2013 como “una de las diez personas más ricas de México”. Alarmado por los lamentables resultados del país en las pruebas PISA, el PROGRAMA busca revertir la decadente tendencia, imponiendo el impulso de la calidad educativa, la revisión y actualización de los contenidos y la adopción de criterios de evaluación permanente, una faceta resistida por los gremios docentes.
En la misma línea, Peña Nieto ha encarado una profunda y audaz reforma en el campo energético. Buscando revertir la tendencia declinante en materia de producción de Pemex, puso en práctica un verdadera revolución: convocó al capital privado para explotar el petróleo. Recordemos que México fue pionero mundial en estatizar el petróleo. Lo hizo el presidente Lázaro Cárdenas, en la década del 30. En materia de telecomunicaciones, se han atacado los monopolios que afectaban la competencia y la calidad del servicio para los más de cien millones de mexicanos. Los cambios terminan con la virtual exclusividad que gozaban las empresas del archimillonario CARLOS Slim, considerado el hombre más rico del mundo, que llevaban a una concentración de entre el setenta y el noventa por ciento del mercado de la telefonía en las empresas Telmex y Telcel.
Reconociendo que el desempeño de la economía del país está lejos de las metas esperadas, Peña Nieto admitió: “La economía va en la dirección correcta, pero aún no hemos llegado a lo que necesitamos. El reto del crecimiento acelerado, sostenido y sustentable sólo lo podíamos hacer si realizábamos cambios de fondo. Y reformar implica tomar decisiones”, dijo el mandatario. La previsión de crecimiento para 2014 ha sido rebajada en sucesivas podas hasta un insatisfactorio 2,7%, muy lejos del anhelado 5% que persigue el presidente.
Embarcado en profundas transformaciones en áreas clave como energía, educación y telecomunicaciones, Peña Nieto no teme arriesgar su capital político: no tiene reelección en su futuro. La imposibilidad de perpetuarse en el poder parece una invitación a trabajar para la historia grande. Triunfe o fracase, se IRÁ a su casa, irremediablemente, tras su sexenio en el poder. El principio de la no-reelección es el eje principal del sistema político mexicano en el último siglo.
Junto con Colombia, Perú y Chile, México lidera la denominada “Alianza del Pacífico”, una alternativa regional con miras al desarrollo y la inserción global de sus países. Los cuatro países comparten algo más que la ventana al Asia-Pacífico, el creciente centro de gravedad del sistema económico mundial del futuro. Al igual que México, Colombia, Perú y Chile coinciden en tres grandes líneas de su política: inserción internacional inteligente, promoción de la economía de mercado como motor del desarrollo y apego al ordenamiento institucional interno.
Los éxitos del país azteca, por lo tanto, deben entenderse en el camino al desarrollo en torno a dos esquemas de integración hacia afuera y hacia adentro del país. Junto con su pertenencia, desde hace dos décadas, al NAFTA, México se proyecta, junto con sus socios de la Alianza del Pacífico, a la conquista de mercados en la zona de mayor desarrollo económico del mundo actual: Asia. Pero ello lo hace a partir de haber alcanzado el entendimiento interno en el marco de un esquema político digno de envidia.
Por ello, no solo Peña Nieto es merecedor del aplauso por las reformas emprendidas: lo es el país en su conjunto. El ”Pacto por México” constituye, en lo esencial, un modelo de construcción a tener en cuenta para el futuro de nuestros país.
Por: Mariano Caucino
Por: Mariano Caucino