«Posiblemente esta gente del Estado Islámico viene del infierno, son peores que los demonios. Por esto hemos gritado en voz alta para pedir ayuda a todo el mundo: a los cristianos, musulmanes, ateos, a toda la gente de buena voluntad. Para que nuestro pueblo, nuestros fieles, nuestros ancianos, nuestros niños no sean maltratados de este modo duro y terrible», expresó en declaraciones a «Tempi» monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad de los caldeos. Y advirtió que hace semanas no se celebra la misa en Mosul.
El prelado describió de este modo las atrocidades cometidas por los yihadistas contra los cristianos y otras minorías en Irak, a quienes han decapitado o esclavizado por negarse a convertirse al islam.
«La suerte de todos los iraquíes es la misma. Todos están inquietos, no solo los cristianos, porque no hay paz ni seguridad desde hace muchos años», advirtió y agregó que en los últimos meses sucede algo que «nunca pudimos ni imaginar: que estos maleantes han obligado a los cristianos y a todas las minorías a huir en masa.Los cristianos viven en Mosul desde hace dos mil años», pero ya no hay más una oración en la ciudad.
Monseñor Warduni señaló que los miles de refugiados en el Kurdistán iraquí necesitan vivienda, comida, ropa y medicinas. «Muchos de ellos duermen bajo el sol con este calor terrible».
Roban incluso a niños y ancianos
Sobre las acciones de los yihadistas, dijo que incluso se atrevieron a «robar los aretes a una niña de dos años y arrancar 15 euros de la mano de una anciana».
«Han sembrado el terror en los corazones de la gente. Incluso antes que entraran a la llanura del Nínive, de hecho, esos pueblos estaban casi del todo vacíos. Pedimos tantas cosas al mundo para que los cristianos y demás puedan en primer lugar vivir y luego lo puedan hacer con dignidad», sostuvo.
Protección y liberación militar
Asimismo, pidió a la comunidad internacional impedir que los yihadistas puedan adquirir más armas, así como enviar una fuerza internacional que proteja a los refugiados y «liberar nuestras villas y ciudades de las manos de estos criminales para devolvérselas a los cristianos y los miembros de otras minorías», porque el Estado Islámico quiere «desarraigarnos de esta tierra».
«Cada semana se rezaba y se celebraba la misa en Mosul. Cuánta gente ahora llora: ‘Otra semana sin misa, sin participar del Cuerpo y la Sangre de Cristo», concluyó.