«El carisma de Madre Teresa es extinguir la sed de las almas por Jesús, sirviendo a los más pobres entre los pobres. El deseo de Madre Teresa era el de pertenecer al corazón de Jesús», explicó el Card. Gracias. Esta pertenencia a Cristo la destacaba en sus propias palabras, cuando afirmaba que sin desconocer su nacionalidad o su compromiso en favor de los necesitados en el mundo, «en lo que se refiere a mi corazón, pertenezco enteramente al Corazón de Jesús».
Esta identificación con Jesús es según el cardenal el motor de su predilección por los más pobres entre los pobres, quienes eran tachados como «indeseables».La Beata fue un instrumento de la acción de Dios, «para que a través de su humilde figura y obra de amor, pudiese aliviar el malestar de ellos y cuidarlos en sus necesidades inmediatas y ser un medio de revelar Su ternura y Su personal amor por ellos», afirmó el Arzobispo.
Las Misioneras de la Caridad, gran alegría para la Iglesia
El cardenal Gracias también destacó la obra desarrollada por las Misioneras de la Caridad, orden religiosa fundada por la Beata Madre Teresa, que describió como «una gran alegría para la Iglesia en India» y un importante testimonio de más de 5.000 misioneras que trabajan en 139 países. A imagen de su fundadora, las hermanas trabajan en «situaciones difíciles, precarias y desafiantes, aliviando en una forma desinteresada el sufrimiento físico de los más pobres de los pobres, pero también sanando las heridas del abandono, la miseria y la desesperación, así como las heridas del espíritu», describió.
Un sueño no cumplido
El compromiso destacado por el cardenal Gracias llevó a la Beata Madre Teresa a anhelar la extensión de su obra caritativa a muchos lugares, entre los que se destaca un país que aún espera el cumplimiento del deseo de la Beata religiosa. Este país es China, destacado por la agencia UCA News como el «deseo no cumplido de la Madre Teresa», quien tuvo la oportunidad de visitar el territorio en tres oportunidades. En la época de la disolución de la Unión Soviética, cuando la Beata fundó sedes de su obra en países que habían estado bajo el control del régimen comunista, expresó su deseo de servir a los pobres en China. Sin embargo, su anhelo aún está pendiente de ser realizado.
«Estamos listas para abrir un hogar allí», afirmó a UCA News la Hermana Prema, Superiora General de la comunidad, «pero tenemos que esperar a ser invitadas». Las esperanzas se habían reavivado en 2005, cuando la sucesora de la Beata Madre teresa, la Hna. Nirmala Joshi, fue invitada a China. Aprovechando su presencia en el país, escribió una carta solicitando la autorización para abrir una sede, pero nunca obtuvo respuesta. Sin embargo, la espiritualidad de la Madre Teresa sí hace presencia en China a través de un movimiento laical suscitado tras su beatificación en 2003.
De esta manera, el legado espiritual de una ejemplar religiosa, pequeña de estatura pero de enorme fuerza espiritual, continúa creciendo en el mundo y siendo una luz en medio de tiempos difíciles. Así lo retrató el cardenal Gracias, en la conclusión de su texto sobre la Beata: «Ella representa la esperanza de la paz en el mundo en un tiempo de gran dolor para los cristianos en Irak así como de sufrimiento en Ucrania y otros lugares».