POR JORGE RAMOS. Queridos Republicanos, Van a perder el voto hispano en las próximas elecciones presidenciales. El presidente Barack Obama recibirá millones de votos latinos más que su candidato Mitt Romney. Pero eso no es lo peor. Les escribo para decirles que, a menos que cambien varias de sus posiciones antiinmigrantes, podrían estar condenados a perder la Casa Blanca por muchas décadas. La última encuesta de Latino Decisions le da al presidente Obama el 70 por ciento de la intención de voto entre los hispanos y a Romney solo el 22 por ciento. Otras encuestas son muy similares. Y he aquí el problema: desde Ronald Reagan, cualquier candidato republicano que obtenga menos de un tercio del voto latino pierde la elección. ¿Será distinto este año? ¿Qué les pasó? El ex-presidente George W. Bush dejó una terrible crisis económica e inició una guerra innecesaria en Irak. Pero entendía la importancia electoral de los latinos – por eso ganó el 44 por ciento del voto hispano en el 2004. Bush logró el porcentaje más alto jamás recibido por un candidato republicano a la presidencia debido a su apoyo a una reforma migratoria. En 2007, cuando Bush insistió en el tema al final de su mandato, fueron republicanos en el Congreso los que en su mayoría votaron en contra y la reforma migratoria murió. Eso no lo olvidan los votantes hispanos. En lugar de continuar la política de Bush, Romney y sus seguidores republicanos han decidido dar un gran paso hacia atrás y oponerse a cualquier intento de legalización. De hecho, Romney ha sugerido que podría hacerse tan intolerable la vida en Estados Unidos para los residentes indocumentados que ellos mismos optarían, como ha dicho en debates y entrevistas pasadas, por “auto-deportarse”. Les aseguro, republicanos, que los hispanos tampoco olvidarán esto. Los latinos no olvidan que el Partido Republicano dio su apoyo a las terribles leyes antiinmigrantes en Arizona, Alabama, Georgia y otros estados. Parecerse al sheriff Joe Arpaio, acusado de discriminación por el gobierno federal, no les hace mucho bien. Eso los hace ver como enemigos de los hispanos. La tenaz oposición republicana al Dream Act es otro ejemplo. Es absurdo negar a los personas indocumentadas traídas a Estados Unidos por sus padres cuando eran niños la oportunidad de adquirir la ciudadanía, y después usar la importancia de tener una frontera segura con México como excusa. Estos jóvenes – más de 2 millones – ya están aquí, estudiaron en escuelas norteamericanas, no tienen la culpa de que los hayan traído a este país y ustedes no los quieren ayudar. Eso va en contra de la tradición norteamericana de abrirle los brazos a los extranjeros más vulnerables y necesitados. Por supuesto, como es el caso con cualquier segmento del electorado, los asuntos relacionados con la economía, la educación y el acceso al sistema de salud son más importantes para los electores hispanos que la inmigración, como lo demuestran varias encuestas. Pero el tema migratorio es simbólico y define quien está contra nosotros y quien está a favor. Ustedes, en muchos estados, han decidido estar en contra. Temo decirles que han desaprovechado una oportunidad histórica para capturar millones de votos latinos. Pudieron haber capitalizado el enorme error del presidente Obama al no cumplir su promesa electoral de presentar una reforma migratoria en el congreso durante su primer año de gobierno. Pero no lo hicieron. Ustedes que tanto alaban a Reagan están tan lejos de una de sus principales ideas. El aprobó una amnistía en 1986. Reagan solía decir que los hispanos, en realidad, eran republicanos pero que no lo sabían. Hay algo cierto en eso. Sus preceptos morales son muy parecidos al de los hispanos. Sospechan, como los latinoamericanos, de los grandes gobiernos. Se oponen mayoritariamente al aborto. Y tienen una gran confianza en la familia, Dios y el poder transformador de los individuos. Bueno, han desperdiciado todas esas similitudes y, en cambio, se han presentado en los últimos años como enemigos de los inmigrantes y, por lo tanto, también de muchos hispanos. Paul Ryan, su candidato a la vicepresidencia, tampoco tiene mucho que aportar para ganar el voto hispano. Se opone a una legalización masiva, votó en contra del Dream Act y su posición sobre el embargo contra Cuba ha cambiado tanto que corre el riesgo, incluso, de perder una parte del voto cubanoamericano. Al escoger a Ryan parece que ustedes se han resignado a perder el voto latino. Qué lástima. Estoy seguro que no les va a gustar estar carta – como tampoco les gustará a los demócratas la que escribiré para ellos la próxima semana. Pero antes de su convención en Florida, había que poner las cosas en claro. Sí, van a perder el voto latino en este 2012. Y han hecho todo para merecerse ese resultado. Pero su dilema está en qué hacer ahora para no perder el apoyo de los hispanos por generaciones. Si tiene algún comentario o pregunta para Jorge Ramos. Envíe un correo electrónico a Jorge.Ramos@nytimes.com. Por favor incluya su nombre, ciudad y país