La palabra esperanza viene del latin sperare, esperar (tener esperanza), y esta de spes, esperanza. Cuando uno espera una persona, es porque tiene la esperanza de que va a venir. ampliando mas el tema que nos ocupa, cuando hablamos de la virtud de la esperanza, nos referimos a todo lo bueno que anhelamos, aquello que sonamos, no solamente pensando en si mismo sino tambien en los demas. El ser humano espera ser mejor que ayer. Todos queremos un país con mejores condiciones de vida. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.” ( salmo 62,5-8). Cuando pretendemos dar un paso, en busca de construir lo que soñamos, ese paso no puede ser en falso; por eso el primer paso, es ponernos en las manos del Todo Poderoso. El se encarga de iluminar nuestras oscuridades en la meta propuesta, solo Dios podra darnos la facultad de discernir lo bueno de lo malo, solo el que está en el cielo será capaz de darnos la fuerza de cada día. No es suficiente nuesta inteligencia, recursos económicos y los talentos. Hemos de estar convencidos que sin el nada se puede hacer. Bien dice el filósofo Aristóteles: “ la esperanza es el sueño del hombre despierto”. Es decir, nunca dudemos de la intervencion Divina, pero la cuota humana siempre cuenta. Despierto significa, atento a cada paso, que nada externo nos arrebate lo estamos construyendo. Hay personas dedicadas a estropear, a confundir, a apropiciar el mal. Nos decía el beato Juan Pablo II: ”Nunca os dejéis desalentar por el mal! Para ello necesitáis la ayuda de la oración y el consuelo que brota de una amistad íntima con Cristo”. Aquí radica un elemento imprescindible, la oración que se eleva al Padre. El hombre no puede vivir sin esperanza. Debe aspira a algo, debe tener finalidad en la vida y la sensación de poder alcanzarla. La esperanza está ligada al futuro. El tiempo que vivimos, no es tiempo de peligro e inquietud. Es tiempo de esperanza y de logros. El hombre, por encima de toda actividad social o intelectual, por alta que sea, encuentra su desarrollo pleno, su realización integral, su riqueza insustituible en la familia. Aquí, realmente, más que en otro campo de su vida, se juega el destino del hombre. Cuando el actual papa Benedicto XVI, visitó a México, externó unas palabras que llenaron de alegría a todos aquellos que lo escucharon: “Vengo como el peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ningún poder tiene derecho a olvidar o desechar la dignidad de las personas. No se entristezcan por los que no tienen esperanza, la creencia en Dios ofrece la certeza de encontrarla". ánimo, nada ni nadie podrá arrebatar lo que Dios no ha dado. Confiemos que como dominicanos y creyentes podemos salir de todos los males que nos afectan.
Felipe de Jesús Colón Padilla