Julio Vasquez.

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domingo, 4 de marzo de 2012

Funeral del PRSC y Pesadilla de Leonel

Escrito por: Osiris de León


El 19 de febrero 2012, cerca del medio día, se llevó a cabo el acto funeral del Partido Reformista Social Cristiano, PRSC, y aunque en los funerales nadie utiliza prendas rojas, en este raro funeral Carlos Morales, Rafael Alburquerque, Ramón Rogelio Genao, Quique Antún, Humberto Salazar y Eduardo Frei, usaron corbatas rojas, en señal de irrespeto al difunto Partido, pero Leonel Fernández, Danilo Medina y Reynaldo Pared prefirieron usar corbatas moradas.


Margarita Cedeño, vestida de colores radiantes, se presentó con un hermoso pantalón rojo y blusa de rosas de colores rojos y morados. Muy bien vestida para un acto protocolar, aunque muy llamativos para un acto político funeral.

Reynaldo y Margarita estaban muy bien sentados, mientras Leonel, Danilo, Quique y Genao estaban sentados como si estuviesen en la enramada de una modesta casa rural.

Los rostros de Leonel, Alburquerque, Reynaldo y Pina Toribio, se veían muy serios, con poco ánimo, y poco agrado con el acto funeral que empezó con mucho retraso fruto de que los familiares reformistas no acudieron en masa como esperaba Don Carlos, siendo necesario que los peledeístas llamaran a sus parientes morados para poder completar las dos terceras partes faltantes para llenar el auditorio. Ningún peledeísta sonreía.

El primer panegírico escrito lo pronunció Ramón Rogelio Genao, cuya voz, angustiada por el sufrimiento, fue un desastre, propia del pariente cercano que despide a un ser muy querido, porque su voz se iba y volvía, y de nuevo se iba, y en un momento en que su voz se apagó por completo llegó a provocar risas colectivas, lo cual es poco común en un acto funeral. Y hasta Danilo tuvo que reír, pero Genao, como buen político, no se dio por enterado de las risas.

El segundo panegírico lo pronunció Don Carlos Morales, quien leía bajo la luz de una lámpara apagada dos tele prompters colocados frente a él con un texto donde se comprometió a presentar a Danilo Medina como su candidato presidencial y a Margarita como Vice presidente. Ese era su encargo desde el mismo momento en que asumió la presidencia del PRSC y a cambio se le premiaba manteniéndolo como Canciller de la Republica. Hizo un buen negocio.

Vincho, con cara muy seria, y a veces triste, quizás comparaba la belleza y la energía de los discursos de Balaguer con el frío discurso de Morales, y de seguro pensaba que cómo era posible que el sustituto del gran orador Balaguer fuese Don Carlos Morales. Polos opuestos.

La mezcla de angustia y euforia ahogó la voz de Don Carlos, quien tuvo que ser asistido por su nieta Colette, quien le trajo agua, debiendo interrumpir el discurso para tomarla ansiosamente, en una evidente falla protocolar y falta de criterio sobre lo que debe ser un acto funeral.

Cuando el panegírico todavía no llegaba a la mitad, Don Carlos Morales vio que la gente estaba aburrida e inquieta, y dijo: ya estamos para finalizar. Y a continuación dijo: La decisión no ha sido fácil, marchemos unidos, sin rencores, ni pasiones, ni injusticias, ni privilegios, porque el reformismo tiene una nueva cita con la historia y debemos acudir a votar por el fortalecimiento de nuestra organización, y demostraremos a nuestros adversarios que somos la fuerza decisiva. Entonces Danilo sonrió, pero Leonel no. Luego Danilo bajó la cabeza reflejando vergüenza ajena.

De inmediato procedieron a la firma del acta de defunción, bajo un ambiente lúgubre, con música sacra y evidente tristeza en los rostros de Danilo, Leonel, Margarita y Carlos, quienes eran los testigos firmantes que certificaban la muerte y entierro del PRSC.

Entonces vino el panegírico de Leonel, quien habló como si fuese un auténtico líder reformista de siempre, olvidándose de todos los insultos que en el pasado pronunció y escribió contra el difunto PRSC y contra su líder Joaquín Balaguer, quizás porque al difunto no se le insulta en medio del entierro, y sin ningún sonrojo arengó a los reformistas a buscar los votos de siempre, en el campo, en las montañas y en la ciudad, y entonces por primera vez se vio a Lila emocionarse con el acto funeral.

Leonel puso en evidencia a Don Carlos Morales, y lo definió como el hombre que había hecho posible este nuevo pacto entre el PRSC y el PLD. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Le pidió a Danilo y a Margarita que se acercaran a la tribuna, luego se lo pidió a Morales Troncoso, y le dijo a Morales: “recordando aquel momento inolvidable de 1996 con aquellos colosos, me permito pasarle la antorcha presidencial a los próximos presidente y vicepresidente de la República”.

Entonces Leonel comenzó a definir los resultados del camino bueno y los resultados del camino malo, mientras la claque peledeísta, vestida de falso rojo, le hacia el coro de respuesta. Fue la primera vez que Vincho sonrió y hasta se paró a aplaudir emocionado.

Leonel se emocionó tanto en medio de la arenga a los familiares del difunto reformista que se ahogó y tuvo que pedir agua, luego de tomarla se enfrió, se calmó y bajó de tono.

Como estaba sofocado reveló que tuvo un sueño en el que caminaba subiendo una colina detrás de Danilo y Margarita, y que al sentirse sofocado y cansado, se sentó a descansar en una piedra y se durmió, y soñó que apareció un gigantesco cocodrilo prehistórico que amenazaba con comerse a Danilo y Margarita, pero que de repente se apareció un león, de dos veces el tamaño del cocodrilo, y el león se acercó al cocodrilo, y nada más lo miro y le mostró los colmillos; y entonces apareció un gallo que se colocó del otro lado del cocodrilo y el gallo no tuvo que cantar porque solo mostró sus afiladas espuelas, y al ver eso se olvidó del cocodrilo, lo dejó como un reptil y se fue donde Margarita y Danilo. Entonces se dio cuenta que estaban en el pico Duarte. Estar cerca de abandonar el poder produce horribles pesadillas.

El panegírico final lo leyó Danilo, escrito en hojas de papel para evitar que el teleprompter se trabara como en Santiago. Habló de su sueño del cambio seguro y sin peligro, y de unidad para todo el país, mientras Alburquerque, quien estaba muy bien sentado y parecía el verdadero presidente, se veía pensativo quizás recordando a Calderón de la Barca cuando dijo que la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Este solemne funeral ha impedido que por primera vez, desde 1966, el Partido Reformista no presente candidatura en un proceso electoral y ha dado la razón al texto que escribimos en nuestra carta de renuncia al PRC, entregada en fecha 21 de septiembre de 2011, donde dijimos:

“Algunos importantes dirigentes del PRSC han llegado a un acuerdo de apoyo al partido de gobierno, en primera vuelta, acuerdo que ya ha producido una evidente división del PRSC, desperdiciando la mejor oportunidad electoral que este Partido ha tenido en los últimos 12 años, lo que confirma que la dirección del PRSC no tiene ningún interés de que este Partido alcance la Presidencia de la República”.

Leonel, Carlos, Quique, Humberto y Genao han enterrado al partido político dominicano más exitoso de los últimos 50 años, y los reformistas y balagueristas deberán tomar nota de este acto de alta traición al legado balaguerista.