El amor y la violencia son polos opuestos que no deben ni pueden vivir bajo un mismo techo. Ambos no deberían compartir la misma cama, sentarse a la mesa, salir a dar un paseo, compartir algún evento social o forjar una familia centrada en valores positivos.
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista. Es un afecto por el cual el ánimo busca el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo. La violencia es la manera de actuar contra el natural modo de proceder, haciendo uso excesivo de la fuerza en perjuicio de una o más personas.
El amor y la violencia son irreconciliables porque el primero, representa el bien; y el segundo, el mal. De ahí que el que dice amar jamás sería capaz de cometer una acción injusta que ofenda o perjudique física o psicológicamente a la persona.
En lo que va de año en República Dominicana 69 mujeres han sido asesinadas de manos de sus esposos y compañeros sentimentales. Se trata de hombres que en algún momento de la relación le dijeron a las víctimas cuanto supuestamente la amaban. Las “amaron tanto” que fueron capaz de poner fin a sus vidas.
En la actualidad son débiles los correctivos que deben ejemplarizar las tantas denuncias de abusos y maltratos que en contra de las mujeres se hacen en las diferentes fiscalías del país. Es visible que estas acciones que generalmente terminan en tragedia familiar y social, están llevando mentalmente a la población a aceptar que en la sociedad de hoy se vive el amor en tiempos de violencia.
Las Naciones Unidas vienen ratificando desde hace ya varios años la declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en la que se la reconoce como un grave atentado contra los derechos humanos e insta a que se hagan todos los esfuerzos posibles para que se cumpla. En el país diversos sectores expresan preocupación y están desarrollando una que otras acciones para enfrentar la situación.
La violencia contra la mujer es todo tipo de acción agresiva ejercida contra ésta por su condición de mujer. Es consecuencia de la histórica posición de la mujer en la familia patriarcal, subordinada al varón, carente de plenos derechos como persona. La violencia contra la mujer presenta numerosas facetas que van desde la discriminación y el menosprecio hasta la agresión física o psicológica y el asesinato.
El amor no maltrata ni asesina, no humilla ni denigra, no daña ni envidia. El amor no disfraza su comportamiento ni se convierte en egoísta. El amor es simplemente amor en sus diversas formas; y actúa como un facilitador de las relaciones interpersonales llenando los espacios de aceptación, respeto, bondad, compasión, entrega, estima, confianza, aprecio, cariño y todos los sentimientos positivos que hacen que una relación entre dos personas sea linda y humana.
Si en tu relación hay señales o suceden algunas de las manifestaciones de sentimientos negativas escritas aquí, entonces debes tomar una decisión que te permita una mejor calidad de vida y que te acerque al tipo de sociedad que deseamos, esa donde se disfrute de un verdadero amor en tiempos de paz.
Para darnos un receso ante la violencia invito a que durante 69 días, dedicando cada día por cada una las sesentainueve víctimas de este año 2012, los medios de comunicación escrita, radial y televisiva se cohíban de dar a conocer los hechos de violencia que acontezcan en esos dos meses en el país. Se trata de una jornada de solo 69 días sin que se publique o difunda nada de violencia.
Con ese ensayo de silenciarnos durante dos meses empezaremos entender que desde el punto de vista psicológico las personas se condicionan y se habitúan a partir de lo que escuchan e interiorizan. Llevándolos a fijar en sus mentes ideas como las de que “la violencia es socialmente algo normal”.
Autor: Bernardo Rodríguez Vidal
viernes, 30 de marzo de 2012
El amor en tiempos de violencia
6:13 p. m.