Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia.
Esta me ha sido encargada por cuanto recibí de Dios la misión de llevar a efecto entre ustedes su proyecto,
su plan misterioso que permaneció secreto durante siglos y generaciones. Este secreto acaba de ser revelado a sus santos.
Quiso darles a conocer la gloria tan grande que su plan misterioso reservaba a las naciones paganas. ¡Ustedes tienen a Cristo y esperan la Gloria!
A ese Cristo anunciamos cuando amonestamos a cada uno y le enseñamos la sabiduría, pues queremos que cada uno llegue a ser "perfecto" en Cristo.
Este es mi trabajo, al que me entrego con la energía que viene de Cristo y que obra poderosamente en mí.
En él están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento.
lunes, 7 de septiembre de 2009
La Lectura del Dia.
7:37 p. m.
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