Hismaldy Santos
W illiam Berger, ex presidente de la Universidad Americana de Alergia, Asma e
Inmunología (ACAAI, por sus siglas en inglés), expresa que, al viajar, las
personas se exponen a alérgenos, como el polen, la caspa animal y el humo de
tabaco.
Según el estadounidense, autor de “Alergias para tontos” (“Allergies for
Dummies”, Wiley Publishing, Inc., 2010), los alérgenos tienden a acumularse en
los medios de transoporte, ya que, generalmente, estos carecen de la filtración
o limpieza necesaria para eliminar los que los pasajeros traen consigo.
Sin embargo, indica, existen medidas que le permitiran controlar los
posibles síntomas frente a estas sustancias y otros factores que podrían
afectarle, en alta mar o pleno vuelo.
Planificación
La clave para un viaje exitoso es la prevención. En
“Comprender la alergia” (Amat, 2009), Victoria Cardona recomienda que si
pretende durar mucho tiempo fuera del país, su alergia está descontrolada o ha
presentado reacciones alérgicas graves o crisis asmáticas recientemente, visite
a su médico antes de partir.
Además de orientarle sobre su medicación o indicarle una vacuna, dice Berger:
“El especialista le dará las medidas que debe tomar en zonas o países
específicos que pueden alterar su sensibilidad”.
Por otro lado, externa que es un error suponer que en cada lugar habrá
farmacias abastecidas con lo que necesita y que lo mejor es solicitar a su
doctor el nombre detallado de las medicinas de su botiquín.
Mientras, Cardona sugiere que lleve en su equipaje de mano toda la medicación
que entienda pueda necesitar, aunque exceda la cantidad acostumbrada. Expresa
que es recomendable que los procure en sus envases originales y guarde el
prospecto (papel que explica la composición de los fármacos), pues este contiene
información que puede ser útil para el personal médico o de las aduanas.
Durante
En avión, los vuelos de ascenso lento son ideales para los
que sufren de alergia, pues previenen o disminuyen la gravedad de sus síntomas,
aseguran varios autores en “Manual de medicina de urgencia” (Masson, 2003).
Por su parte, Berger expresa que si se traslada en una aerolínea que permite
a las personas fumar, lo mejor es que trate de que su asiento esté lejos de esa
sección.
El experto sugiere que se mantenga hidratado durante todo el recorrido y
evite el consumo de bebidas alcohólicas, ya que “con beber suficiente agua, no
solo minimizará la probabilidad de alergias y ataques de asma, sino también
cualquier desequilibrio producido en el ‘reloj interno’ de la persona por el
cambio en el huso horario”, dice.
Por otro lado, en “La enciclopedia de las alergias” o “The Encyclopedia of
allergies” (Facts On File, 2001) ,varios autores recomiendan que viaje con un
acompañante que esté consciente de su condición y sepa qué hacer en caso de un
ataque.
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ADAPTARSE AL LUGAR DE DESTINO
ADAPTARSE AL LUGAR DE DESTINO
Después de terminado el
recorrido, en “Manual de medicina de urgencia” (Masson, 2003), varios autores
exhortan que evite actividades enérgicas o extenuantes, al menos durante las
primeras 24-48 horas, para una aclimatación efectiva.