A lo largo de la historia de la humanidad han aparecido personajes que han promovido el culto a su propia persona. En la República Dominicana el caso más conocido es el de Trujillo, que se ocupó de que hasta en los más humildes ranchitos campesinos colgaran su retrato. Recuerdo que una de las funciones mejor definidas para la Policía rural que Trujillo instauró entre el año 1955 y 1960 fue que cada miembro de esta institución fuera casa por casa colocando la fotografía del Jefe. Recuerdo que un primo hermano de un Servidor, que se enganchó a la Policía rural, pasaba con frecuencia inspeccionando si el “retrato” del Jefe estaba bien colocado en un lugar bien visible de la sala principal. Más adelante se añadió esta inscripción debajo de la foto de Trujillo: “En esta casa Trujillo es el Jefe”. Creo que con la sencilla pero muy significativa medida del Sr. Presidente, Lic. Danilo Medina, de no mandar a colocar en cada oficina su foto personal, da una señal muy positiva de que prefiere promover el valor de lo institucional versus el personalismo. Decía el Cardenal Cisneros:” Fray ejemplo es el mejor predicador”. El culto al personalismo es muy dañino y está reñido con el valor de lo institucional y la vocación de servicio desinteresado que debe motivar el quehacer político por amor a Dios, al ser humano y en último término a la Patria como madre común de todos y todas. He visto como algo sin sentido que desde el Estado se gasten miles de millones tratando de vender una imagen de las acciones del Gobierno más allá de lo real. Si esos miles de millones se invirtieran en áreas tan prioritarias como la producción de alimentos, agua potable, cloacas y mejores drenajes pluviales, la población tendría una mejor imagen de los gobiernos y el Estado se vería como una institución que inspira confianza y respeto. Ahora, por el contrario, la imagen que tienen los dominicanos del Estado y del Gobierno es que son barriles sin fondo en cuanto a la administración y manejo de la Cosa Pública. Otra buena señal de respeto por el valor de lo institucional versus el personalismo es que se respete la ley de Carrera Administrativa. Pero sin duda que la mayoría de los servidores públicos se tienen que revisar en cuanto al poco sentido de compromiso de servicio frente a los ciudadanos que nos vemos forzados a acudir a las instituciones del Estado. Uno no encuentra, en la mayoría de los casos, esta actitud de servicio y más bien le quieren hacer ver al cliente que está molestando la paz de los servidores, que se han mal acostumbrado a vegetar y parasitar sin ninguna sanción de parte de sus jefes, que por lo general son los grandes ausentes sin ninguna explicación. ¿Es posible cambiar estas malas prácticas por prácticas buenas? Sí, es posible, si hay supervisión, evaluación constante, premios y castigos, de acuerdo al comportamiento de los servidores de las instituciones públicas frente a los clientes.
Juan Núñez Collado.