Julio Vasquez.

Radio Renacer

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lunes, 20 de junio de 2011

“El micrófono puede construir y destruir”


Grisbel Medina R.
grisbel.medina@listindiario.com
Santiago
Su voz es un educado susurro capaz de donar esperanzas y legar lecciones.

Sus relatos emitidos desde Disco 89 balancean el espíritu de la misericordia con las miserias de la existencia, todo bordado en historias que motivan reflexiones y sacuden conciencias.

Nacido en La Vega, Albert Marte Torres, locutor y autor de “Las grandes historias de Albert”, es un radialista respetuoso del micrófono, hijo, por demás, de la revolucionaria década del setenta.

Los sueños de su yo infantil saltaban entre ser artista o sacerdote. De vivir con sotana anduvo cerca pues fue monaguillo. En el ritual de iglesia supo que ese no era el lugar donde le correspondía servir. En el teatro si afloró la vocación comunicativa de Albert, cultivada desde la cabina de musicalizador donde se estrenó en 1993.

Contador y mercadólogo
Con estudios en ambas áreas, siguió el camino de la comunicación acreditado como locutor profesional con evaluaciones excelentes.

En el 2005, siendo director de una cadena radial, leyó una historia de un escritor latinoamericano. Lo que en principio fue atrevimiento, se convirtió en una demanda de la comunidad de radioescuchas y una de las ocupaciones que más ama. Así, entre estrofas románticas, el público escucha los transformadores relatos de Albert que de forma positiva impactan en la vida y el corazón de muchas personas. La gratitud de la gente se manifiesta en la diversidad de testimonios que recibe por diferentes canales.

Director de programación de Disco 89, primera emisora contemporánea de música romántica en Santiago, Albert recibió hace poco un reconocimiento de la Escuela de Locución del Cibao, por ser referente de crecimiento humano y profesional. Un proyecto que le ocupa hoy es “Jesús sana hoy”.

JESÚS SANA HOY PROYECTO JUNTO AL PADRE CHELO
Para él, comunicar es un encargo delicado, una responsabilidad que no acepta excusas. El medio le ha permitido cumplir con educar, informar y entretener.

Se declara “respetuoso y temeroso de ese pequeño aparatito llamado micrófono porque sirve tanto para construir como destruir”. Es enemigo de la estridencia y la vulgaridad ventilada por ciertas estaciones, con la aspiración errada de trascender a través del ruido.