«Un Ejecutivo que trabaje por los intereses de todos y que efectivamente represente a todo el país». Es la petición que realiza el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin al analizar en una entrevista a Vida Nueva el complejo escenario político español surgido tras las elecciones generales del 20 de diciembre. Además, el cardenal pide por tres veces que la situación de Cataluña se solucione respetando la Constitución española
(Vida Nueva) El Secretado de Estado del Vaticano hace un llamamiento a las autoridades de nuestro país para evitar una «ingobernabilidad que no favorece a nadie».
Ante el que considera «resultado fragmentado de las urnas», el purpurado invita a escuchar «las inquietudes y los temores» de la sociedad civil y considera que el resultado de las urnas lleva implícita «la petición de una mayor colaboración dentro del mundo político». Ante lo que considera «un importante desafío para el país», defiende que la Iglesia está llamada a hacer aportaciones al «diálogo constructivo para el bien común».
Cataluña
Esta actitud de apertura es la que defiende para dar respuesta al hablar sobre el proceso de independencia emprendido por la Generalidad de Cataluña. El secretario de Estado subraya primero que se trata de un «asunto interno español» y aboga por el diálogo, peropor tres veces en su respuesta pide que resuelva «dentro del marco de la legalidad constitucional».
«Desde la responsabilidad, la búsqueda del bien común y el respeto de la legalidad vigente,deben buscarse puntos de encuentro para facilitar y llevar a cabo un diálogo serio, sereno y auténtico». Consciente de la magnitud del desafío que el país tiene delante, trata de insuflar optimismo: asegura que tiene una «gran confianza en la madurez política del pueblo español, manifestada especialmente durante el proceso de transición a la democracia».
Reforma económica en la Santa Sede
En la entrevista, el cardenal Parolin admite que en la gestión económico-financiera de la Santa Sede pueden darse «errores e ineficiencias», que hacen aún más «oportuna y necesaria» la reforma puesta en marcha para lograr una «mayor eficacia y transparencia».
Esta debe ir unida a un convencimiento entre los eclesiásticos de que se espera de ellos «un estilo de vida sobrio, en la línea de la pobreza evangélica, así como un comportamiento moralmente intachable». Miembro del Consejo de Cardenales, el grupo que asesora al Papa en la reorganización de la Santa Sede, Parolin propone tres elementos para evitar la «'elefantiasis' de la Curia y garantizar que pueda ser un instrumento directamente en manos del Papa»: coordinación, simplificación y descentralización.
Sobre una eventual oposición a Francisco, asegura que «no me parece que haya resistencia interna a los cambios. O, si la hay, la podemos considerar „fisiológica‟».
Inmigración
Además de estos asuntos, el máximo responsable de la diplomacia vaticana insta a Europa a encontrar soluciones de forma «urgente» para hacer frente a la mayor oleada de inmigrantes y refugiados desde la II Guerra Mundial. Cuenta para ello con «los instrumentos jurídicos, técnicos y sobre todo culturales» adecuados, de manera que se respeten «la dignidad y los derechos» tanto de sus ciudadanos como de los recién llegados.
Reconoce el cardenal que «estamos todos asustados» ante los atentados del islamismo radical, aunque invita a «no dejarse paralizar» por el miedo. Le pide a los líderes musulmanes que condenen «todos y cada uno de los actos de terrorismo cometidos en nombre del islam» para que quede clara la «total incompatibilidad» entre violencia y religión.
México
El secretario de Estado analiza el inminente viaje del Papa a México que se celebrará del 12 al 18 de febrero, en el marco de la captura del capo del narcotráfico Joaquín Chapo Guzmán. El cardenal Parolin no pasa por alto la exigencia de «denunciar con claridad la colusión que existe entre algunos centros de poder y los cárteles de las drogas, que pueden así actuar libremente y sin molestias».
Entre los asuntos más complicados de la agenda internacional del secretario de Estado hay uno de especial importancia: China. El gradual deshielo en las relaciones entre Pekín y la Santa Sede hace vislumbrar una eventual visita al gigante asiático: «El Santo Padre ha manifestado repetidas veces no sólo su disponibilidad, sino también su deseo de poder ir a China, país que quiere y estima mucho. Hoy no es fácil hacer previsiones. Cuando los tiempos estén maduros, entonces también este viaje se podrá llevar a cabo».