El obispo de Apatzingán (Michoacán, México), Mons. Miguel Patiño Velázquez, alentó a los fieles de su diócesis a no perder la esperanza ante los graves hechos de violencia ocurridos en días recientes y que han dejado a la comunidad «hundida en el miedo y la zozobra». El prelado ha sido muy crítico con las autoridades del país, que en vez de perseguir a los narcotraficantes, han enviado el ejército a desarmar a la población que formaba grupos de autodefensa ante la situación de estado fallido
El Obispo denunció que «en lugar de buscar a los criminales que dañan a la comunidad, el ejército mexicano, por órdenes superiores, fue a desarmar a las autodefensas (los civiles armados organizados que, desde inicios de 2013, buscan hacer frente al crimen organizado por cuenta propia) de Nueva Italia y Antúnez agrediendo a la gente indefensa con el resultado de tres hombres muertos».
La población está harta de los narcos y los gobernantes corruptos
El Prelado explica que desde el viernes 10 de enero, Apatzingán está «hundida en el miedo y la zozobra» luego de «la quema de carros, negocios y hasta la presidencia municipal por parte del crimen organizado que actuó impunemente, mientras dos batallones de soldados estaban acuartelados. En la autopista Apatzingán–Nueva Italia, los enviados del crimen organizado quemaron autobuses, tráileres y camiones de carga sin que los federales ni los militares lo impidieran».«El crimen organizado sigue obligando a la gente a asistir a sus manifestaciones, sus líderes están plenamente identificados y no hay autoridad que los pare».
Mons. Patiño dijo asimismo que «el pueblo está exigiendo al gobierno que primero agarren y desarmen al crimen organizado. El ejército y el gobierno han caído en el descrédito por que en lugar de perseguir a los criminales han agredido a las personas que se defienden de ellos. ¿No han comprendido que nos encontramos en un ‘Estado de necesidad’?»
Cita a Dietrich Bonhoeffer
«Dietrich Bonhoeffer, líder religiosos alemán que murió durante el nazismo, escribía a su novia diciéndole: ‘Se precisa un concilio de todas las Iglesias… ¿Para qué? Nosotros somos conscientes de que alguien debe consolar a las víctimas, pero también alguien debe frenar a la máquina que asesina’ (Cartas de amor desde la prisión)».Mons. Patiño exhortó a «los políticos, al gobierno y al Secretario de Gobernación que den a los pueblos de nuestra región signos claros de que en realidad quieren parar a la ‘máquina que asesina’. La gente espera una acción más eficaz del Estado en contra de los que están provocando este caos».
«Deseamos que la venida del Sr. Gobernador Fausto Vallejo Figueroa a esta ciudad de Apatzingán manifieste que sí hay voluntad política de buscar la paz anhelada».
Para concluir, el Obispo exhortó a los fieles a «no perder la esperanza, Dios está con nosotros y no nos deja solos en los momentos de peligro. Sigamos orando más fervientemente por la paz, con la confianza de que María, Reina de la Paz intercede por nosotros. Con mi profundo cariño y oraciones por el pueblo de Dios que camina en Tierra Caliente tan castigado por el flagelo de la violencia absurda y fratricida».
Crisis en Michoacán
Desde mediados de octubre de 2013, el Obispo de Apatzingán ha denunciado públicamente las acciones del crimen organizado. No sólo ha expuesto las rutas de la droga sino que cuestionó la fallida labor de protección del gobierno en todos sus niveles.El Obispo, como muchos otros, encuentra extraño que luego de años de trabajo de inteligencia, no se haya capturado a los líderes del crimen michoacano como la Familia Michoacana, los Zetas, el cártel Nueva Generación y los llamados Caballeros Templarios.
Según algunos analistas como el periodista Ricardo Alemán, Mons. Patiño ha deslizado además la idea de que «algunos sectores del gobierno y los delincuentes podrían trabajar juntos».
Al respecto y sobre la grave situación de Michoacán, Guillermo Gazanini Espinoza publicó un detallado artículo en la web del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), titulado «En la Cámara nunca lo dirán» en el que afirma que «las amenazas al clero y al Obispo han sido de las más graves desde el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo», quien fuera Arzobispo de Guadalajara y que muriera asesinado en mayo de 1993.