Julio Vasquez.

Radio Renacer

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jueves, 7 de marzo de 2013

Ex, de cualquier cosa

Yo soy fulano de tal, EX presidente, ministro, director, jefe y póngale cualquier cargo, que siempre le irá bien, porque esa preposición castellana que quiere decir; fuera de, tiene gran poder. Creo que solamente no se puede usar en los homosexuales, porque no conozco a nadie que se titule así.
    
Se sienten intocables verbal y físicamente y gastan un egocentrismo tonto. Todo el mundo cuando uno de ellos aparece en algún lugar le abren espacio, lo ponen en el mejor lugar y le rinden pleitesía. Automáticamente, quienes sirven le dan preferencia y  alagan el ego de tal manera que el poseedor se crece y llega hasta auto idolatrarse. Si por alguna dicha del destino fuiste Presidente de la República, te salvaste, seguirás siendo PRESIDENTE, hasta póstumamente. Nadie puede tocarte ni con el pétalo de una flor, se creen superiores a los demás y, confunden, hacerse respetar como seres humanos con la prepotencia que les da la partícula Ex.
    
Oí: “esa junta disciplinaria no tiene calidad para juzgar y expulsar a un EX Presidente de la República”. Pero el hecho y dicho, es típico de quienes creen que su situación dentro del globo terráqueo es diferente por haber ocupado un cargo. Ser presidente es solo ser el empleado público con el carnet # 1, con las prerrogativas que trae el cargo, hasta el tiempo que lo ejerza y más nada.
    
Una vez que se dejó un cargo, el EX (que quiere decir fuera de)deben ser simple nominativos para mencionarlos al presentarse u acto oficial, pero no en la forma que pretendemos, para avasallar, prepotencia o creerse superior, más todavía cuando los cargos dejados fueron por mandamiento popular en un acto que ha perdido toda la solemnidad de lo que antes era el voto de donde emerge el personaje, sin compra ni derroche de poder político o económico y luego baja al llano como lo que es un ser humano que sirvió como es su obligación al país y dejó como producto algo en beneficio de todos.
    
En estos países donde endiosamos a quienes tienen dinero y cargos, un EX sigue siendo el personaje que le mandaron representar, porque somos los que le damos el mismo espacio, entre ellos periodistas, profesionales y gente en general. Endiosamos seres humanos, sin darnos cuenta que más adelante nos perjudicará, porque los EX ejercerán sobre todos nosotros un tráfico de influencias que llega casi siempre hasta los familiares y allegados.
    
Debemos comprender que todos esos caballeros y damas no pasaron por sus cargos por si solos, sino por mandato del estado cobrando un sueldo que pagan (como dicen algunos) los pendejos con sus impuestos aumentados a niveles que también les alcanzan para astronómicos emolumentos por concepto de retiro, sin cumplir el tiempo de servicio.

 Héctor Páez