El mercadeo y la publicidad le han sacado mucho dinero al sexo. Y ante todo a
explotar, intencionalmente, la figura femenina. Contrario a eso, hablar de sexo
y el derecho a la sexualidad, en esas mismas mujeres, sigue siendo motivo de
sonrojo, risitas y multa. Este es uno de los derechos pendientes a la luz de
este 8 de marzo.
La primera convocatoria del Día Internacional de la Mujer Trabajadora ocurrió hace 102 años y lleva 24 la declaración de la fecha por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
El 8 de marzo de 2013 tiene el tema “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”. Y ese “pasar de acción” tiene que ver con darle luz a los derechos invisibles que por años han sido negados a la mitad de la población que da a luz a la otra mitad.
Desde la antigüedad, las mujeres han padecido la negación del ejercicio ciudadano y el poder público. Y espanta que en pleno siglo XXI, 30 millones de niñas menores de quince años corren el riesgo de sufrir la ablación o mutilación genital, según la ONU. Esta acción inhumana obedece a prácticas culturales y religiosas en África y Oriente Medio.
Coerción
La trabajadora social Mildred Mata asegura que a pesar de la revolución tecnológica que arropa el mundo, persiste la coerción a las mujeres desde niñas. Cita la poca libertad para estar en grupos, asistir a campamentos, la advertencia de “no jugar con varones”, montar en bicicletas. También, en ciertos hogares, las adolescentes son tratadas como artículos de negocio al empujarlas a “que se vayan con un hombre” y sufren abandono si ejercen la sexualidad.
Un caso ilustra: En enero de este año, Ángela D. Rodríguez Delgado, de 14 años, fue asesinada en La Canela, de Santiago, por Cristóbal Estrada Medina, de 62 años. Según la vecindad, la niña se negaba a tener una relación con el hombre, que sí era consentida por sus padres, por la holgada situación económica del homicida.
En la secundaria, menciona Mata, si hay una oportunidad en el aula y aspiran un varón y una chica, se la dan casi siempre al varón. En la juventud y adultez, reflexiona la trabajadora de la Unidad de Atención Integral a la Violencia de Género, la mayoría de ascensos son para hombres y en la política son relegadas porque eso es “cosa de hombres”.
Doble moral del discurso
Curiosamente, la mujer que es, sobre todo en los medios electrónicos, alabada por su belleza, es vista “rara” si decide considerarse ente de derechos. Elizabeth Vélez, del proyecto Impulsando y voluntaria del Núcleo de Apoyo a la Mujer, considera que esto obedece a que “no se espera que nosotras asumamos un rol distinto de lo que se ha designado culturalmente”.
Vélez parte del observatorio municipal para garantizar el buen uso de los fondos públicos. Recuerda que trabajando para Presupuesto Participativo, de 40 juntas de vecinos, solo tres eran regidas por mujeres. “La participación de la mujer en espacios de toma de decisiones es sesgada, porque la dirección de los poderes legítimos insisten en invisibilizarnos”.
Afirma que de esa supremacía y control devienen muchas otras vejaciones, como la discriminación en el empleo. “Las mujeres trabajamos más, pero ganamos menos, sin mencionar la doble jornada doméstica, aparte de que las jerarquías dominadas por hombres”.
Dominicanas, con luchas pendientes
El proyecto “Impulsando”, de Profamilia, colocó en el debate dos de los grandes ausentes: los derechos sexuales y los reproductivos. De acuerdo con Susi Pola, las sociedades tradicionales no consideraban los derechos de las personas, que solo tenían deberes como ciudadanas y costó mucho tiempo y sacrificios. “El derecho de las mujeres “a tener derechos” tardó siglos en ser aceptado y los primeros movimientos de mujeres que exigieron regular su fecundidad, salud, control de sus cuerpos y su sexualidad, surgieron en el siglo XIX y abrieron un nuevo frente de lucha en la construcción de la ciudadanía moderna. Con la formulación del concepto “Derechos Sexuales y Reproductivos”, prácticamente todas las sociedades modernas debaten el tema de la sexualidad y la reproducción y sus vinculaciones con la democracia, la igualdad, el bienestar, el desarrollo y la justicia social.
Carolina Acuña, de “Impulsando”, considera que en la sociedad “todo parece educable menos la sexualidad y por lo tanto es un tema tabú que además no se considera parte de los derechos humanos relacionados con la salud, la vida, la dignidad y la libertad”.
La imagen de una mujer se usa para vender desde un neumático hasta para una goma de mascar. Acuña lamenta ese enfoque de los medios y la industria publicitaria. A su juicio han deformado el concepto de sexualidad convirtiéndola en una herramienta de mercadeo. “De allí que hayan estereotipos de belleza como ser flaca es ser bella o ser bella es ser bruta, si se habla de alguien capaz intelectualmente no puede tratarse de una persona joven, un macho no es considerado homosexual, entre otros”.
Susi Pola es directora de Impulsando, proyecto creador de la campaña conocida por el eslogan ¡Conoce, actúa, exige!, coordinado por Profamilia en sociedad con el Centro de Estudios de Género de Intec, la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología y el Núcleo de Apoyo de la Mujer.
Pola opina que el objetivo del proyecto es lograr una mayor vigencia de los derechos sexuales y reproductivos en la población dominicana, que es la esencia de la misión de Profamilia desde hace 48 años. La intención es “trabajar con las personas que legislan para que garanticen esta vigencia, sobre todo en las mujeres y poblaciones económicamente vulnerables y con la población para que se empodere de estos derechos”.
El objetivo es impulsar un anteproyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva, actualmente en la Cámara de Diputados. Refiere Acuña que existen muy pocas campañas que aborden temas como la educación sexual científica, la anticoncepción, la interrupción del embarazo en caso de incesto, violación o cuando la vida de la mujer está en peligro.
La primera convocatoria del Día Internacional de la Mujer Trabajadora ocurrió hace 102 años y lleva 24 la declaración de la fecha por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
El 8 de marzo de 2013 tiene el tema “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”. Y ese “pasar de acción” tiene que ver con darle luz a los derechos invisibles que por años han sido negados a la mitad de la población que da a luz a la otra mitad.
Desde la antigüedad, las mujeres han padecido la negación del ejercicio ciudadano y el poder público. Y espanta que en pleno siglo XXI, 30 millones de niñas menores de quince años corren el riesgo de sufrir la ablación o mutilación genital, según la ONU. Esta acción inhumana obedece a prácticas culturales y religiosas en África y Oriente Medio.
Coerción
La trabajadora social Mildred Mata asegura que a pesar de la revolución tecnológica que arropa el mundo, persiste la coerción a las mujeres desde niñas. Cita la poca libertad para estar en grupos, asistir a campamentos, la advertencia de “no jugar con varones”, montar en bicicletas. También, en ciertos hogares, las adolescentes son tratadas como artículos de negocio al empujarlas a “que se vayan con un hombre” y sufren abandono si ejercen la sexualidad.
Un caso ilustra: En enero de este año, Ángela D. Rodríguez Delgado, de 14 años, fue asesinada en La Canela, de Santiago, por Cristóbal Estrada Medina, de 62 años. Según la vecindad, la niña se negaba a tener una relación con el hombre, que sí era consentida por sus padres, por la holgada situación económica del homicida.
En la secundaria, menciona Mata, si hay una oportunidad en el aula y aspiran un varón y una chica, se la dan casi siempre al varón. En la juventud y adultez, reflexiona la trabajadora de la Unidad de Atención Integral a la Violencia de Género, la mayoría de ascensos son para hombres y en la política son relegadas porque eso es “cosa de hombres”.
Doble moral del discurso
Curiosamente, la mujer que es, sobre todo en los medios electrónicos, alabada por su belleza, es vista “rara” si decide considerarse ente de derechos. Elizabeth Vélez, del proyecto Impulsando y voluntaria del Núcleo de Apoyo a la Mujer, considera que esto obedece a que “no se espera que nosotras asumamos un rol distinto de lo que se ha designado culturalmente”.
Vélez parte del observatorio municipal para garantizar el buen uso de los fondos públicos. Recuerda que trabajando para Presupuesto Participativo, de 40 juntas de vecinos, solo tres eran regidas por mujeres. “La participación de la mujer en espacios de toma de decisiones es sesgada, porque la dirección de los poderes legítimos insisten en invisibilizarnos”.
Afirma que de esa supremacía y control devienen muchas otras vejaciones, como la discriminación en el empleo. “Las mujeres trabajamos más, pero ganamos menos, sin mencionar la doble jornada doméstica, aparte de que las jerarquías dominadas por hombres”.
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LA MENTIRA DEL COMPLEMENTO
La meditación número seis de Anthony de Mello, a juicio de Mildred Mata, devela la “trampa” de la trillada búsqueda de pareja que nos “complemente”.
LA MENTIRA DEL COMPLEMENTO
La meditación número seis de Anthony de Mello, a juicio de Mildred Mata, devela la “trampa” de la trillada búsqueda de pareja que nos “complemente”.
En la meditación el autor, referido por Mata, pregunta: “¿Quieres
ser alguien importante para esa persona y significar algo especial en su vida?
¿Quieres que esa persona te ame y se preocupe por ti de una manera especial? Y
responde: “Si es así, abre tus ojos y comprueba que estás cometiendo la necedad
de invitar a otros a reservarte para sí mismos, a limitar tu libertad en su
propio provecho, a controlar tu conducta, tu desarrollo de forma que estos se
acomoden a sus intereses”.
Es como si la otra persona te dijera: “Si quieres ser alguien
especial para mí, debes aceptar mis condiciones, porque al dejar de responder a
mis expectativas, dejarás de ser especial”. Y entonces –continúa- ¿quieres ser
alguien especial para otra persona? Entonces has de pagar un precio en forma de
pérdida de libertad. Deberás danzar al son de esa otra persona, del mismo modo
que exiges que los demás dancen a tu propio son si desean ser para ti algo
especial.
Dominicanas, con luchas pendientes
El proyecto “Impulsando”, de Profamilia, colocó en el debate dos de los grandes ausentes: los derechos sexuales y los reproductivos. De acuerdo con Susi Pola, las sociedades tradicionales no consideraban los derechos de las personas, que solo tenían deberes como ciudadanas y costó mucho tiempo y sacrificios. “El derecho de las mujeres “a tener derechos” tardó siglos en ser aceptado y los primeros movimientos de mujeres que exigieron regular su fecundidad, salud, control de sus cuerpos y su sexualidad, surgieron en el siglo XIX y abrieron un nuevo frente de lucha en la construcción de la ciudadanía moderna. Con la formulación del concepto “Derechos Sexuales y Reproductivos”, prácticamente todas las sociedades modernas debaten el tema de la sexualidad y la reproducción y sus vinculaciones con la democracia, la igualdad, el bienestar, el desarrollo y la justicia social.
Carolina Acuña, de “Impulsando”, considera que en la sociedad “todo parece educable menos la sexualidad y por lo tanto es un tema tabú que además no se considera parte de los derechos humanos relacionados con la salud, la vida, la dignidad y la libertad”.
La imagen de una mujer se usa para vender desde un neumático hasta para una goma de mascar. Acuña lamenta ese enfoque de los medios y la industria publicitaria. A su juicio han deformado el concepto de sexualidad convirtiéndola en una herramienta de mercadeo. “De allí que hayan estereotipos de belleza como ser flaca es ser bella o ser bella es ser bruta, si se habla de alguien capaz intelectualmente no puede tratarse de una persona joven, un macho no es considerado homosexual, entre otros”.
Susi Pola es directora de Impulsando, proyecto creador de la campaña conocida por el eslogan ¡Conoce, actúa, exige!, coordinado por Profamilia en sociedad con el Centro de Estudios de Género de Intec, la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología y el Núcleo de Apoyo de la Mujer.
Pola opina que el objetivo del proyecto es lograr una mayor vigencia de los derechos sexuales y reproductivos en la población dominicana, que es la esencia de la misión de Profamilia desde hace 48 años. La intención es “trabajar con las personas que legislan para que garanticen esta vigencia, sobre todo en las mujeres y poblaciones económicamente vulnerables y con la población para que se empodere de estos derechos”.
El objetivo es impulsar un anteproyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva, actualmente en la Cámara de Diputados. Refiere Acuña que existen muy pocas campañas que aborden temas como la educación sexual científica, la anticoncepción, la interrupción del embarazo en caso de incesto, violación o cuando la vida de la mujer está en peligro.