Caracas, 6 mar (EFE).- Con el corazón en un
puño por haber perdido físicamente al presidente, Hugo Chávez, miles de
sus seguidores tomaron este miércoles las calles de Caracas en un
emotivo y prolongado cortejo fúnebre en el que al grito Chávez vive, la
lucha sigue se negaban a creer en la muerte de su revolución
bolivariana.
Como no podía ser de otra forma, un auténtica
marea de masas despidió al presidente del pueblo este miércoles por el
centro de la capital en su recorrido de más de seis horas, mientras los
ríos rojos de gente no podían dejar de llorar desconsoladamente su
muerte.
El luto y el duelo es algo que siente cada
persona, yo vengo con un corazón en la mano, expresaba entre lágrimas y
abrazado a su esposa Alfredo Bozo, un ingeniero civil de 45 años.
"Creo que no podría vivir el resto de mi vida si
no acompañaba al presidente, por lo menos, en este último paseo, que
físicamente pues su cuerpo ya yace en un ataúd", dijo a Efe.
Desde primera hora de la mañana, miles de
chavistas se concentraron en las inmediaciones del Hospital Militar de
Caracas para acompañar al mandatario hasta la Academia Militar, donde
desde hoy y hasta el viernes se instalará su capilla ardiente.
"Ay, mi Chávez...¡mi Chávez!", lloraba Rosa
Valera, una jubilada de 69 años, al ver pasar el féretro del mandatario,
coronado con flores y una gran bandera venezolana.
Escoltado por miembros del Gobierno y de la
Guardia de Honor Presidencial y, en su tramo final, también por el
presidente boliviano, Evo Morales, el coche fúnebre avanzaba lentamente
entre una sentida marea roja que le mandaba besos, le prometía fidelidad
y le lanzaba cariñosamente recuerdos.
De hecho, al terminar el recorrido, el ataúd del
presidente estaba ya copado de camisetas, flores, fotografías y otros
objetos conformando un curioso compendio de muestras de cariño.
"Te amaré por siempre, mi padre", se leía en uno
de los improvisados carteles que lucía una joven, que observaba la
estampa con ojos llorosos.
Las lágrimas de sus incondicionales se fundían con
las de los miembros del Gobierno, de la Guardia de Honor y de los
efectivos del fuerte dispositivo policial dispuesto para la ocasión.
"¡Estamos con ustedes!", gritaban los chavistas
cada vez que divisaban a algún ministro o alto dirigente político, que
se quedaron sin su carismático líder.
Como huérfanos se sentían también hoy muchos
venezolanos en la concentración, pese a que estaban convencidos de que
el legado que les dejó el presidente es ya imborrable.
"Vamos a seguir con la lucha. Los revolucionarios
somos afortunados por haber tenido ese líder, pero ahora tenemos que
unirnos y movilizarnos", decía Lenin Sevilla, un administrador de 35
años.
Cerca de él, Rosa Valera, una jubilada de 69 años,
acompañada por amigas que ni siquiera tenían energías para poder
hablar, aseguraba estar "muy conmovida, muy triste y pidiéndole a Dios
que lo tenga en el sitio donde tiene que quedar".
Y es que muchos en la concentración hablaban de la muerte física de Chávez mas no de la espiritual.
"Chávez somos todos", "Chávez vive, la lucha
sigue" o incluso un "Chávez, al Panteón" fueron algunos de los lemas y
reclamos que se escucharon en la concentración.
"No creo que exista una persona de la magnitud de
Chávez como político, como ser humano, con un corazón de verdad",
señalaba Alejandro Reyes, un jubilado de 68 años.
El duelo general contrastaba con la habitual
música llanera, las fanfarrias y canciones de batalla que no dejaron de
sonar en una jornada triste para el chavismo.
Ni el sol inclemente molestó a sus seguidores, que
no quisieron perderse ese acto de tributo a un presidente que muchos
ven ya como un mito.
El chavismo tendrá tiempo para velar a Chávez en
la Academia Militar hasta el viernes, cuando mandatarios de todo el
mundo se unirán al luto que hoy claramente oficializó Venezuela. EFE
Autor: Carola Solé