Julio Vasquez.

Radio Renacer

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domingo, 5 de febrero de 2012

La biblia en su casa.

Un trabajo forzado es la vida del hombre sobre la tierra, y sus días son los de un jornalero.
Se parece al esclavo que suspira por la sombra, o al jornalero que espera su salario.
Así, a mí me han tocado meses de decepción, y fueron mi parte noches de dolor.
Al acostarme digo: "¿Cuándo llegará el día?" Al levantarme: "¿Cuándo será de noche?" Y hasta el crepúsculo me abruman mis inquietudes.
mis días han corrido más rápidos que la lanzadera, y se pararon cuando ya no hubo hilo.
Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la felicidad.


Salmo
Sal 147, 1-2; 3-4; 5-6


Alaben al Señor porque él es bueno, canten a nuestro Dios porque es amable, porque a él le conviene la alabanza. Reconstruye el Señor Jerusalén, reúne a los exiliados de Israel,


sana los corazones destrozados y venda sus heridas. El cuenta las estrellas una a una y llama a cada una por su nombre.


Grande es nuestro Señor, todo lo puede, no se puede medir su inteligencia. Reanima el Señor a los humildes, pero humillla hasta el polvo a los malvados.



Segunda Lectura
1Cor 9, 16-19; 1Cor 9, 22-23

Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio!
Si lo hiciera por decisión propia, podría esperar recompensa, pero si fue a pesar mío, no queda más que el cargo.
Entonces, ¿cómo podré merecer alguna recompensa? Dando el Evangelio gratuitamente, y sin hacer valer mis derechos de evangelizador.
Asimismo, sintiéndome libre respecto a todos, me he hecho esclavo de todos con el fin de ganar a esa muchedumbre.
Compartí también los escrúpulos de los que tenían conciencia poco firme, para ganar a los inseguros. Me he hecho todo para todos con el fin de salvar, por todos los medios, a algunos.
Y todo lo hago por el Evangelio, porque quiero tener también mi parte de él.

Evangelio
Mc 1, 29-39
NUMEROSAS CURACIONES

Al salir de la Sinagoga, Jesús fue a la casa de Simón y Andrés con Santiago y Juan.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, por lo que en seguida le hablaron de ella.
Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a atenderlos.
Antes del atardecer, cuando se ponía el sol, empezaron a traer a Jesús todos los enfermos y personas poseídas por espíritus malos.
El pueblo entero estaba reunido ante la puerta.
Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase y expulsó muchos demonios; pero no los dejaba hablar, pues sabían quién era.
ORACIÓN NOCTURNA DE JESÚS

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar.
Simón y sus compañeros fueron a buscarlo,
y cuando lo encontraron le dijeron: "Todos te están buscando."
Él les contestó: "Vámonos a los pueblecitos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he salido."
Y Jesús empezó a visitar las Casas de oración de aquella gente, recorriendo toda Galilea. Predicaba y expulsaba a los demonios.