Felipe de Jesús Colón Padilla
Con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia universal, dedica este día a los enfermos. La liberación de las dolencias y la atención a los enfermos, constituyó, junto con la predicación, la principal actividad de Jesús en su vida pública, quien siempre mostró sensibilidad, acogida y atención singular a las personas con dolencias físicas.
Un día Jesús dijo: “no son los sanos los que necesitan médicos, sino los enfermos (Cf. Mc. 2,13). En aquella circunstancia se refería a los pecadores, que Él vino a llamar y a salvar.
El papa, Benedicto XVI, ha dicho un su mensaje con motivo de la jornada mundial del enfermo: “Permanece como verdad que la enfermedad es una condición típicamente humana, en la que experimentamos fuertemente que no somos autosuficientes, sino que tenemos necesidad de los demás”. En este sentido paradójicamente podemos decir que ¡la enfermedad puede ser un momento saludable en el cual se puede experimentar la atención de los demás y brindar atención a los demás!
Las palabras del Santo Padre son valiosísimas para entender el “sufrimiento humano”, momento en que también estamos llamados como cristianos a recordar los sufrimientos que por nuestros pecados padeció Jesús, desde la traición y captura injusta, azotes despiadados y fuertes latigazos cuando iba camino al calvario, la burla y coronación de espinas, y su cruel y sangrienta muerte en la cruz. Podemos decir que es incomparable los sufrimientos de una determinada enfermedad humana, con el dolor y sufrimientos que Jesús experimentó a la vista de los soldados, de los curiosos, la de su madre, y de los escasos apóstoles que estaban allí, pues la mayoría huyeron ante la posibilidad de correr la misma suerte.
Toda persona que se encuentra postrada en la cama, necesita de nuestro calor humano, más que las palabras de aliento, cuenta más la cercanía sincera.
La enfermedad sostiene el Romano Pontífice, es siempre una prueba que puede hacerse larga y difícil. Cuando la sanación no llega y los sufrimientos se prolongan, podemos permanecer como aplastados, aislados y entonces nuestra existencia se deprime y se deshumaniza. Las palabras del mismo Jesús, nos ayudarán a reaccionar adecuadamente frente a cualquier tipo de enfermedad, y es precisamente LA FE. Cuando una persona quedaba curada como la hija de Jairo, como la mujer hemorroísa, las palabras de alivio son: “VETE TU FE TE HA SALVADO”. (cfr. Mc. 5,34.36) El principal presupuesto para la sanación física es la fe, y ¿qué es la fe? Es confiar en Dios, sobre todo en su amor sin límites, su misericordia, pues antes de pedir sanación de nuestras dolencias físicas, es indispensable para que la obra sea completa, pedir perdón por nuestros pecados, así la sanación abarcará alma y cuerpo, el interior y el exterior.
El vicario de Cristo, presenta en su mensaje, el testimonio de la beata Chiara Badano, quien truncada en la flor de la juventud por un mal sin tregua, los que la visitaban, recibían de ella LUZ y CONFIANZA. Su fe y fortaleza eran admirables, Dios la proveía de una serenidad profunda.
La iglesia pide a los sacerdotes que dediquemos especial atención a los enfermos, sin importar su condición. Los laicos y familiares deben de avisar con tiempo para que sacerdote pueda administrar el sacramento de la penitencia (confesión) y ungir al enfermo en la frente, o en otra parte del cuerpo (cfr. c. 1001)… Se encomienda al Señor doliente y glorificado, para que los alivie y salve (cfr. c. 998).
Demos un vistazo a la realidad sanitaria de nuestro país. Los enfermos postrados en centros públicos hospitalarios, es deprimente y preocupante, pues un enfermo para ser atendido necesita que los mismos familiares lleven todos los medicamentos para aplicárselo al paciente. Además que el plan de salud público es muy limitado. Por otro lado, la cobertura de seguros privados, si se compara con otros países de la región, el nuestro cubre menos, y por lo tanto es un acto de injusticia. Las enfermedades, llamadas “catastróficas”, si el enfermo goza de cobertura privada (pagada), le cubren, dependiendo del grado nivel de seguro que haya elegido. Es necesario que a través del ministerio de salud, exista un programa sistemático y continuado sobre la prevención de las enfermedades. Si el pueblo dominicano es prevenido y advertido, muchos males físicos se pueden evitar. Comer sano, hacer ejercicios físicos, garantiza una buena salud en el presente y el futuro.
Invoquemos con fe, la intercesión de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, que pida ante su Hijo Jesús, por todos los enfermos del mundo entero, especialmente, los de situaciones de mayor sufrimiento y abandono. ¡María salud de los enfermos, ruega por nosotros!
El autor es: Vice-canciller del Arzobispado de Santiago, Juez del Tribunal Eclesiástico y párroco de la Parroquia Transfiguración del Señor.
viernes, 10 de febrero de 2012
11 de febrero: Jornada Mundial del Enfermo
10:49 a. m.