En mayo, íbamos por las noches a la iglesita del pueblo, con flores a María, mi madre y yo. Es curioso que no recuerde ahora si alguno de mis hermanos iba también con nosotros, ni si también iba papá, Pero es más que probable que ellos también fueran.
Debo aclarar que las flores eran, exclusivamente del patio de casa o del patio de algún vecino. No había en el pueblo ningún negocio de flores. Asi que estas flores a María, tenian siempre un mensaje muy personal en si mismas, además del gesto devoto hacia la Madre de Dios.
En el mayo pimentelense de mi infancia, como espero que todavía ocurra, había muchas flores, en patios y caminos.Y llovía. Llovía mucho.
De otro lugar, que no era Pimentel y de mayo y la Virgen que si eran lo mismo que en Pimentel, dice Máximo Avilés Blonda.
"Llueve este mayo consagrado como todos
a la dulce Señora de azul y blanco
que pisa la serpiente
y espanta nubes malas
y quiebra rayos
en las horas oscuras donde se espera un aviso
o un despertar de pronto
a la realidad dura y agria
que a los ojos corta la plomiza luvia
de este mayo de ofrecer lirios, rosas
y pequeñitas flores a la Madre Celeste,
mientras se llena de agua y aire la ciudad,
de golondrinas venidas del mar
y de perdidos pétalos por el peso del agua".
Y Avilés Blonda concluye:
"Llueve, Señora, y es que es mayo,
y es mes de lluvia y de ofrecerte flores
que vienen con la lluvia
y el rocío de la mano fría de una mañana de mayo.
Y las flores las depositábamos en el altar cantando : Venid y vamos todos - con flores a María- con flores a porfía- que madre nuestra es.
Un abrazo,
Tiberio Castellanos
lunes, 4 de mayo de 2009
En Mayo, con flores a María
10:57 a. m.
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