El papa Francisco saludó ayer en el Vaticano a Elizabeth «Lizzy» Myers, una niña estadounidense de seis años, cuyo deseo era conocerle y que padece un trastorno genético que le provocará ceguera y sordera en los próximos años.
(Agencias) La niña, que vive en Ohio (EEUU), asistió acompañada de sus padres y su hermana a la audiencia general que el papa Francisco ofreció hoy en la Plaza de San Pedro del Vaticano y, al término, pudo saludarle e intercambiar con el pontífice unas palabras.
Durante unos minutos, el Papa bendijo los ojos de Myers, le acarició la cara y le aseguró que rezará por su familia, mientras que la niña regaló al Santo Padre «un pequeño meteorito», dijeron los padres en una rueda de prensa.
Lizzy Myers padece síndrome de Usher, un trastorno genético que causa sordera y ceguera congénita, y había expresado a sus padres «el deseo de conocer» al Papa.
La intención de los padres de Myers de cumplir el deseo de su hija y viajar al Vaticano antes de que perdiera la vista y el oído fue recogida por medios de comunicación de todo el mundo. Además, generó un movimiento solidario que culminó con la invitación a toda la familia por parte de la compañía aérea Turkish Airlinesde viajar sin coste a Roma, según medios locales.