Hoy, al cumplirse otro aniversario del nacimiento de la actriz dominicana María Montez (6 de junio de 1912), queremos evocar a la mujer, y no a la estrella. No deseamos, pues, traer a la memoria a la célebre intérprete de filmes como “Las mil y una noche”, “Alí Babá y los cuarenta ladrones” y “Blanca salvaje”, sino al ser humano detrás de la fama.
¿Cómo era María Montez en lo privado? Dane Scott, reputada periodista norteamericana, había llegado a la conclusión de que la María espectacular, mítica de las películas, era solo un espejismo de la verdadera María. Fuera del ambiente de Hollywood, en la intimidad de su vida familiar, María Montez era una mujer diferente: religiosa, poco aficionada a las fiestas, y una ferviente devota de San Antonio.
La verdadera María era inteligente, estudiaba teología y poseía inclinaciones literarias. De hecho, durante un tiempo, se acostaba a las tres de la madrugada por estar escribiendo una novela titulada “Reunión en Lillith”, en torno a una muchacha que lucha por encontrar la clave para contactar a Dios.
María era una tierna esposa que adoraba a su elegante esposo y cuidaba con amor maternal a sus tres hermanas, que vivían junto a ella. Era la misma María que se divertía con sus cuatro gatos. Eso sí, tenía un algo magnético y carismático en su carácter que impresionaba, una inconmovible confianza en sí misma que imponía su sello.
Aquella seguridad la caracterizó desde el primer contrato que obtuvo, después del cual declaró: “Hermano, ¡he conseguido trabajo! Pero te prometo que dentro de tres meses a partir de ahora no podrás coger un periódico sin ver a María Montez”. Y tres meses más tarde un columnista de Nueva York escribía: “¿Quién diablos es María Montez? No puedo coger un periódico sin verla”.
Una vez protestó en la oficina de la Universal en Nueva York. Allí se enojaron tanto que llamaron a Hollywood para que se tomaran medidas con la Montez. “¿Tú estás loco? -gritaron- Ella nos ha producido ganancias por 5 millones de dólares en 2 años. Y tú estás exigiendo que se tomen medidas con la Montez?”.
LA MUJER DETRÁS DE LA ESTRELLA DE CINE
De Barahona llegó a Hollywood con sus encantos caribeños particulares que le facilitaron el éxito. Su belleza fue esencial para iniciarse en el mundo del cine exótico y de aventuras durante los años cuarenta, por lo que fue considerada “La Reina del technicolor”.
Pero no era mujer que pensaba, actuaba o vivía mezquinamente. Era muy definida en sus gustos y aversiones, y compartía la amistad con infantil entusiasmo. Si alguien le preguntaba al esposo, el actor francés Jean Pierre Aumont, sobre la vida privada de su compañera, no vacilaba en decir: “Ella es todo lo contrario de lo que se supone. Justamente lo que la gente piensa que no es. Ella tiene pensamientos muy profundos, tiene gran visión, se interesa en la literatura, pintura, música y religión. La gente no conoce a la verdadera María”.
(Extraído del libro: “María Montez, mujer y estrella”, de Pablo Clase hijo)
lunes, 6 de junio de 2011
María Montez la mujer.
9:43 a. m.