Julio Vasquez.

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jueves, 21 de abril de 2016

Arzobispo dice excesiva propaganda política daña la ecología y promueve contaminación visual

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 El arzobispo emérito de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, deploró que la campaña electoral en su excesiva propaganda, daña la ecología y promueve la contaminación visual, situación que reclama una nueva generación de políticos que ponga freno a este problema que afecta las ciudades del país. 
En sus habituales reflexiones que hace públicas, dijo, “nosotros tenemos esperanza en que si los políticos de hoy no cumplen con este sentido ecológico, esperamos una generación que realmente lo cumpla”, declaró. 
Manifestó, que los pueblos avanzan y progresan, y los políticos de hoy, si no responden a ese sentido ecológico, morirán con su basura, pero habrá otros que de esa basura resucitarán, se levantarán y cumplirán con lo que los pueblos quieren. 
Apunta, que las ciudades demandan hoy una promoción con sentido ecológico, que no ensucie el ambiente saturando las calles y avenidas de afiches y letreros, y advirtió que si no se hace hoy, “confiamos en que se hará mañana”. 
Recordó que  por eso los obispos, en su mensaje del 27 de febrero de este año dicen: “se desea una promoción publicitaria con sentido ecológico, que no ensucie el ambiente, saturando las calles y avenidas de afiches y letreros”. 
“Se podrá decir que los políticos tampoco cumplirán esa norma, pero jamás podremos decir que no se ha enseñado, que se dice y que hay que tomar conciencia de esto, aunque no se cumpla”, agregó.  
También traja al presente, que los obispos en otro mensaje del 27 de febrero del año en curso, plantearon, “menos aún se espera que desde el Poder se usen los fondos públicos y los servicios que ofrece el Estado para dádivas y clientelismo”. 
Explica lo anterior expuesto, que antes de las elecciones, se utilizan fondos que en realidad vienen del mismo pueblo, que no son de aquel que los tiene, los ha recibido o del Estado o de otros que han cooperado y por eso los ofrecen como si fueran propios. 
Para rematar, también esa mentalidad se pasa al gobierno en los diferentes estamentos, Gobierno Central, Congreso, municipios, donde se quieren utilizar los fondos públicos que todos saben que son para el servicio de los demás.