Julio Vasquez.

Radio Renacer

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sábado, 4 de febrero de 2012

La biblia en su casa.

EL SUEÑO DE SALOMÓN

El rey se dirigió a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, pues era el principal Lugar Alto. Salomón ofreció muchos sacrificios en ese altar, más de mil holocaustos.
Allí en Gabaón Yavé se le apareció en sueños a Salomón durante la noche. Le dijo: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Salomón le respondió: "Tú has mostrado una bondad muy grande para con tu servidor David, mi padre; es cierto que caminó en tu presencia en la fidelidad, la justicia y la sinceridad. Tú no has puesto fin a esa bondad hacia él, pues has querido que su hijo esté ahora sentado en su trono.
Tú me has hecho rey, Yavé, Dios mío, en lugar de mi padre David. Pero yo soy todavía muy joven y no sé aún actuar.
Tu servidor se las tiene que ver con tu pueblo, al que tú mismo elegiste, y es un pueblo tan numeroso que no se lo puede ni calcular ni contar.
Concéde pues a tu servidor que sepa juzgar a tu pueblo y pueda distinguir entre el bien y el mal. ¿Quién podría en realidad gobernar bien a un pueblo tan importante?
Le agradó al Señor el pedido de Salomón,
y Dios le dijo: "No has pedido para ti una larga vida, ni la riqueza ni la muerte de tus enemigos, y en cambio me pediste la inteligencia para ejercer la justicia.
Pues bien te voy a conceder lo que me pediste. Te doy un corazón tan sabio e inteligente como nadie lo ha tenido antes que tú y como nadie lo tendrá después de ti.
Y además te daré lo que tú no has pedido: tendrás riquezas y gloria más que ningún otro rey de la tierra durante tu vida.


Salmo
Sal 119, 9; 10; 11; 12; 13; 14


¿Cómo un joven purifica su camino? Basta con que observe tus palabras.


¡Con todo mi corazón te he buscado, no me desvíes de tus mandamientos!


En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti.


¡Bendito seas, Señor, enséñame tus preceptos!


Con mis labios he enumerado todos los juicios de tu boca.


Me he complacido en seguir tus testimonios más que en tener toda una fortuna.



Evangelio
Mc 6, 30-34
JESÚS, PASTOR Y PROFETA

Al volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Jesús les dijo: "Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer.
Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado.
Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente.