Julio Vasquez.

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sábado, 23 de enero de 2016

La carta pastoral del Episcopado Dominicano en ocasión de la festividad de Nuestra Señora de la Alta

Juan Núñez Collado
Vamos a analizar y comentar este enjundioso documento en cuatro entregas a los estimados lectores de la prestigiosa Información, a fin de que asumamos algún tipo de compromiso serio por un cambio de rumbo de la Nación dominicana.
    
Quiero comenzar por señalar  que si queremos cambiar el rumbo de la Nación, tenemos la obligación moral de auto-analizarnos en lo personal para asumir el compromiso de trabajar por un cambio profundo de conducta, que nos lleve a combatir permanentemente el peor enemigo del Bien Común, que todos llevamos dentro de nosotros mismos: “El egoísmo humano”.
   
 ¡Qué bueno que los católicos contamos con un Episcopado unido en torno a los inmortales valores de la Fe, la Esperanza y la Caridad, la Justicia social y distributiva, la equidad y una lucha permanente contra los abusos de las autoridades que se desvían de la meta  de buscar el Bien Común para todos, alucinados por un apego desmesurado al disfrute de las mieles del Poder!
    
Sostengo la tesis que: “El Poder y las alturas se parecen en que no todos los mortales los resisten”.
    
Por esta razón, cuando no se tiene el Poder que el pueblo delega mediante el voto es una cosa y después que se tiene es otra.
    
Ahí está el caso triste del Sr. Presidente Danilo Medina, que fuera del Poder vio la reelección como algo anti-ético e ignominioso, pero una vez en el Poder usó todos los recursos del Estado para reelegirse y con él a una serie de candidatos que violaron su obligación de fiscalizar el Poder Ejecutivo para ponerle un freno a su ambición de Poder, pero a cambio de ciertas prebendas y la reelección para esos sujetos, claudicaron aparatosamente y hoy esos sujetos despreciables por ser oportunistas, son proclamados como candidatos a Senadores, Diputados y Alcaldes.
   
 Si esto no es maquiavelismo vulgar, que me digan qué es para que hagamos un debate de altura basado en la Lógica y la Razón, no en conveniencias vulgares como los maquiavélicos definen la política criolla.
   
 Este documento del Episcopado nos compromete a todos los dominicanos, pero en especial a los católicos, a trabajar duro por un cambio de paradigma en la dirección de la Cosa Pública.
    
Los obispos han puesto su dedo en la llaga sangrante de la Madre Común de todos: La Nación Dominicana, que está postrada por la violencia, la criminalidad, el irrespeto a la Constitución y las leyes y la impunidad frente al crimen contra la búsqueda del Bien Común para todos mediante una aplicación de la Justicia distributiva.
    
¡Qué pena que tengamos unas autoridades a nivel del Gobierno central y de los gobiernos locales de las alcaldías, que no son capaces de mantener la higiene y cuidar de la preservación de las fuentes acuíferas!
    
Los obispos nos exhortan a asumir un compromiso serio con un voto de conciencia como herramienta para frenar esta especie de mafia negra que tiene a toda la población en zozobra  por la inseguridad y la ola de crímenes que nos azota a todos.
   
 La pelota está en la cancha de la conciencia de todos los dominicanos. Tenemos el reto de jugar con inteligencia y racionalidad, renunciando a pequeños beneficios personales, que son enemigos de un proyecto de  Nación digna y soberana para bien de todos.

(Continuaremos
)Juan Núñez Collado