En Jesús, María y José, vemos
el poema perfecto, la oda eterna,
el cántico más sublime,
el salmo más enternecedor,
la alabanza más pura,
la loa mejor vivida,
para embellecer el plan de Dios.
En vos, José, María y Jesús,
vive el árbol de la vida,
el tronco de la nívea luz,
la grata raíz de la gratitud,
donde todo se armoniza
y se proyecta en el proyecto
del Creador que lo sustenta.
María y José es la poética
del verso, donde Dios es el pulso
y la pausa, el perenne latido
y la esperanza perpetua,
pues todo se centra y se concentra
en la persona de Jesús,
el auténtico manantial de amor.
Sin amor nada es,
lo que ha de ser una vida en familia,
¡es tan necesario amarse!,
que no es posible dar paso alguno
sin quererse, ni descansar
sin estimarse, ni morar sin amar.
¡Sueñen con Jesús, María y José!
Alimentémonos del sueño,
soñemos con nuestros padres,
y con los padres de nuestros progenitores,
con nuestros abuelos,
y con los abuelos de nuestros antecesores,
hasta llegar a la familia de Nazaret,
reinado del Verbo y la Palabra.
Víctor Corcoba Herrero
Compartiendo diálogos conmigo mismo