Julio Vasquez.

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lunes, 10 de febrero de 2014

Promotores y empresarios que viven del engaño


Engelbert Landolfi se manifestado disgustado por un recurso que están utilizando algunos promotores de bailes de la ciudad de Nueva York, que sin tener contrato con su artista la incluyen en carteleras anunciando su participación en actividades que hasta desconocen.

Uno de ellos es un baile que se anuncia con Miriam Cruz en “Sal y Pimienta“ precisamente el día en que la artista viene de regreso al país, y del cual se ha hecho propaganda en afiches y flyers, sin que se haya dado autorización para ello, ni se tenga contrato para el mismo.

“Llamé al promotor de la actividad para preguntarle sobre el asunto, y su alegato es que se trata de un ensayo para ver la reacción del público, y que dependiendo del impacto y la aceptación, entonces nos contrata. Es un proceder inaceptable, que provoca daño, ya que la gente desconoce la situación y si el baile no se da, creen que ha sido porque el artista no tuvo convocatoria”, dijo Landolfi.

Agregó que de igual manera hay empresarios que se dedican a organizar espectáculos donde incluyen de manera inconsulta los nombres de artistas, para después querer negociar con los precios que ellos desean, porque ya los tienen en la promoción.

"Las giras de Miriam Cruz a Nueva York son por ocho días, no más. Pues no queremos quemar la plaza", afirmó el destacado manager, quien se quejó además por el hecho de que hay gente en Nueva York que fábula en contra de Miriam por intereses creados, entre los cuales refiere hay ciertos promotores que se han erigido en enemigos acérrimos de su empresa, que se dedican a distorsionar los hechos, utilizando para ello a ciertos voceros sin crédito alguno.

Lo dicho por el manager y esposo de Miriam Cruz es algo que también practican algunos empresarios dominicanos, que sin tener contrato con artistas internacionales hacen el anuncio de que los presentarán en el país, con el fin de captar patrocinadores.
Dependiendo de como les vaya, entonces se lanzan a contratarlos.
Todo ello forma parte de las truculencias y los engaños con que se manejan algunos promotores y empresarios en el ambiente artístico de Santo Domingo y Nueva York.



No es casual que ambos caso, se trate de una práctica que desarrollan dominicanos, quienes al parecer no han sufrido todavía el peso de una demanda de esas que dejan a la gente pobre, pidiendo con una latita en la calle y viviendo de la caridad pública