El ser humano acciona impulsado por alguna motivación; no manifiesta su voluntad si no hay algo que la motorice para ponerla en tensión.
Necesariamente tiene que ocurrir un hecho para que el hombre o la mujer hagan brotar de su cerebro las ideas que han de servirle de base de sustentación a lo que procura escribir, o las palabras que ha de sacar de lo más profundo de su garganta.
I. COMPORTAMIENTO Y MEDIO CIRCUNDANTE
El contenido de la época, el medio circundante y el ordenamiento social vigente en una sociedad determinada, ejercen marcada influencia en la formación y comportamiento de toda una generación de hombres y mujeres nacidos y desarrollados en semejantes coyunturas de la vida política y económica de un país cualquiera.
No hay que ser un sabihondo, sociólogo o cientista, para darse cuenta, por ejemplo, que tienen comportamientos diferentes ante la vida, las dominicanas y dominicanos nacidos durante todo el curso del régimen tiránico de Rafael Leónidas Trujillo Molina, que aquellos que nacieron con posterioridad a la desaparición física del tirano.
Todos aquellos que hemos tenido la dicha de contar ahora con cincuenta y cinco o más años de edad, y siempre hemos vivido en la República Dominicana, tenemos una forma diferente de reaccionar ante los fenómenos sociales, que los jóvenes adultos menores de la citada edad.
No es que los que nacimos y nos desarrollamos en el curso del régimen trujillista somos mejores o peores que los que llegaron a la vida después, sino que estamos formados de otra forma, con otros criterios de lo que es la dignidad, el decoro, la mentira, la lealtad, la solidaridad, el orgullo personal, respeto a la palabra dada, el sentido de la vergüenza, y toda una serie de normas y principios que vienen a ser nuestro código de conducta, el guía de nuestro accionar en el medio social bajo el cual vivimos.
El hombre y la mujer de ayer son coherentes, se comportan con seriedad por la mañana, en la tarde, y hasta en la noche cuando duermen; no son amalgamas humanas convertidas en serios, sinvergüenzas, simuladores y farsantes. Son hombres y mujeres de una sola pieza, todo serio o todo corrompido.
Para comprender la gran diferencia que se presenta entre el dominicano de ayer y el de hoy, basta con tomar como punto de referencia lo que es un amigo.
II.- CONOCIDOS. AMISTADES Y AMIGOS.
En la sociedad dominicana de hoy no se distinguen las relaciones humanas que se dan entre el conocido, la simple amistad y el amigo. Aquí se juega con el concepto amigo como si fuera un vínculo cualquiera.
Un conocido puede no tener ninguna ligazón con el que le conoce. Cuántas personas no conocen a famosos artistas, peloteros, políticos, escritores, poetas, dramaturgos, etc., con los cuales nada les une. Cualquiera figura mundial de renombre, afamado y distinguido, es posible que sea conocida por millones y millones de personas, que a lo mejor solamente le conocen en fotos o por canales de televisión.
La amistad es una relación personal cordial, con expresión de cariño, distinción y cierta concordia. Personas que tienen relaciones de amistad se guardan cierto respeto y confianza. La amistad genera simpatía mutua, aprecio. Es posible mantener amistad con miles y miles de personas, no así tener miles y miles de amigos.
El vínculo de lo que entraña ser amigo o amiga, es algo muy especial. Los amigos vienen a ser la prolongación de la persona de su amigo. Al amigo se le deposita absoluta confianza, afecto salido desde lo más profundo del corazón.
Entre los amigos se crea entre sí una unidad de devotos, de partidarios, camaradería y vínculos de sentimientos indestructibles. El amigo es un adicto a su otro amigo; hay entre amigos adhesión, solidaridad y ciega lealtad. En la unión entre amigos no hay posibilidad de crear fisuras. Los amigos se escogen ellos mismos entre sí, su relación es el resultado de un conocerse y estudiarse mutuamente.
El error que hay hoy de confundir a los conocidos y a las amistades con los amigos, ha debilitado aquellos vínculos indestructibles que ayer fueron sagrados.
Ese error que existe hoy de confundir a los conocidos y a las amistades, con los amigos, ha permitido que en este país se le llame amigo a cualquier farsante, sinvergüenza y desleal sin el más mínimo sentido de dignidad ni de decoro. “No se deshonra el nombre santo de amigo, dándolo a un hombre de poca o ninguna virtud”.
III.- EL AMIGO DE HOY AQUI.
En la escala de valores de la sociedad dominicana actual, el concepto de la virtud en las personas se ha desnaturalizado como valor personal ético; no se toma en cuenta la valía del ser humano por los aportes a la sociedad, sino por los bienes materiales que puede haber acumulado sin importar los medios para alcanzarlos.
Lo ideal fuera que en el futuro se pudiera educar a la niñez dominicana en el sentido de apreciar en su real contenido la virtud como principal elemento del concepto ético.
El criterio que se tenía antes en nuestro medio de lo que es un amigo, ya ha desaparecido en la conciencia de muchos de los que forman la actual generación, porque se ha llegado asumir la falsa idea de que un amigo es cualquier cosa.
En la medida que se ha deteriorado la sociedad dominicana, en igual sentido se han ido haciendo añicos los valores que entrañaba ser amigo. Hoy a cualquier aparecido, o conocido de un día para otro, se bautiza como amigo, como si se llega a ser amigo por complicidades y diabluras que planifican dos o tres sinvergüenzas.
Para un ser humano valorar lo que es el significado de amigo, debe tener conciencia de lo que es la lealtad, el querer, la solidaridad, la comprensión, y otros valores éticos que tienen contenido de categoría histórica.
El agrietamiento hoy de la palabra amigo, ha generado en muchos de nuestra generación, de los que hoy estamos en la tercera edad o vienen cerca de ella, un más fuerte y sólido apego a nuestros amigos; nos sentimos más unidos, más compenetrados, hasta tratarnos como lo que somos: hermanos.
Los verdaderos amigos no tenemos que darnos muchas explicaciones, nos conocemos muy bien. No tenemos que hacer juramentos para darle fuerza a nuestras exposiciones. Creemos en la palabra dada y eso nos basta; tampoco tenemos que estar juntos todos los días, el calor humano nos los transmitimos mentalmente a cada momento y mutuamente.
Por ejemplo, tengo dos amigos que para llegar a pie a sus respectivas casas no me tomo más de cuarenta y cinco segundos. Sin embargo, muchas veces duro hasta dos años sin visitarles. Pero eso no limita, en lo absoluto, el cariño, respeto, distinción y admiración que les tengo a ambos. Ellos dos son parte de mis hermanos no biológicos, con los cuales tengo lazos de hermandad indestructibles.
IV.- LOS AMIGOS Y LA EMIGRACIÓN.
Algunos fenómenos sociales, como la emigración, contribuyen a debilitar la afinidad entre los amigos. La salida del país de algunos de los míos hacia el extranjero, me separó de muchos de ellos, pero ha sido algo material, el cariño entrañable, la confianza, el sentido de fraternidad no se ha debilitado en lo más mínimo. Podemos dejar de vernos diez o veinte años, pero el día que nos encontramos nuevamente de nuestros corazones sale de inmediato la renovación de todos los sentimientos positivos que nos unen.
Desde que nos abrazamos comenzamos a recordar los momentos pasados, las aventuras en la escuela primaria, intermedia y secundaria; las actividades deportivas en común, las cherchas nocturnas, en fin, la emigración no ha limitado en nada la franqueza, la confianza que iniciamos al comienzo de las mutuas relaciones fraternas que todavía hoy se conservan inalterables.
Me siento el hombre más feliz de la tierra cuando me encuentro con uno cualquiera de mis amigos de siempre, con esos que son de una sola pieza, sin dobleces, de una sola cara y un solo corazón.
He tenido la dicha de tener amigos de todos los sectores, capas y clases sociales; de distintas preferencias sexuales y criterios políticos, ideológicos y religiosos. Mis amigos no son buenos ni malos, son mis amigos, sin importar sus defectos y virtudes; de las críticas si puedo defenderlos, los defiendo; si no puedo, no permito en mi presencia ataques a su conducta.
En algunos momentos de mi vida se me ha presentado el conflicto de ante dos de mis amigos, uno de los dos ha lesionado al otro; he procedido sopesando de qué lado está la razón; me inclino abiertamente al lado de aquel que, en justicia, considero la víctima, sin quitarle mis afectos y cariño sincero al que ha faltado.
V.- LOS AMIGOS Y SU CÓDIGO.
En las relaciones entre sí los amigos deben tener un código no escrito de comportamiento, una reglamentación en el trato que haga posible el mantenimiento fraterno de los vínculos con el tiempo: la comprensión, la fidelidad, la lealtad, la solidaridad, la unidad en la diversidad, crítica constructiva y franqueza.
No puede generar confianza el amigo que no da demostración real de lealtad, adhesión, cumplimiento y veracidad probada. Es extraña entre amigos la palabra engaño, trampa, mentira, traición, deslealtad y perversidad.
El sentido de ser amigo va acompañado de nexos, vinculación, cariño sano, inclinación mutua y entrega total. Las relaciones entre los amigos deben de ser comunes, no se conciben de un solo lado.
VI.- EL CASO JORDI Y MIS AMIGOS.
Un hecho me ha servido a mí, en estos últimos años de mi vida, para conocer a fondo la esencia de los puntos que unen a los amigos puros, a los verdaderos, a los de siempre. Veamos.
A raíz de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, conocidos, amistades y amigos manifestaron total solidaridad para con Jordi, mi familia y conmigo. Luego de transcurridos unos días de la acción criminal, la persona que encargó y pagó para llevar a cabo el crimen contra Jordi, financió una campaña para confundir a los investigadores, y también a la opinión pública con relación a la real motivación para ejecutar el crimen.
Ante esa campaña sucia, perversa y malvada contra mi, mi familia y Jordi, desarrollada por medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, muchos de mis conocidos y amistades dieron crédito a los infundios, pero mis amigos rechazaron de plano las especies y conjeturas pagadas puestas a circular por los asesinos, por órgano de sus cómplices pagados y sicarios morales.
Ante el bombardeo mediático pagado, mis amigos se mantuvieron firmes, no dieron cabida a la difamación, a los perversos que estando Jordi al borde de la muerte, y mi familia y yo en permanente estado de desesperación, procuraban pisotear de burla la sangre derramada por Jordi, mis lagrimas de dolor y burlarse de la aflicción que dominaba a mi familia entera.
Desde el momento que fui informado de la reunión que se había hecho, y el dinero pagado para la labor difamatoria, sabía que a ninguno de mis amigos debía de darles explicación alguna; ellos confiaban, se inclinaban reverentes ante las informaciones que yo les aportaba de todo el curso de las investigaciones.
Ese hecho de la campaña sucia con motivo del Caso Jordi, dialécticamente me permitió, primero, sacar de mí círculo a personas con las cuales no debía de ocupar mi tiempo ni con un saludo, y segundo, fortaleció e hizo más y más estrechos los vínculos que me unen a mis amigos que no se doblan, son hombres y mujeres de acero.
VII.- ELIMINAR A LOS NOCIVOS.
Sin proponérselo, muchas veces ocurren cosas que hacen posible ponernos a prueba, pasar balance a esas relaciones que se dan en el medio social identificadas de conocidos, amistades y amigos. Esos hechos se presentan, en determinadas circunstancias, como coladores, filtros, destiladores, tamices, cedazos, como horneros.
Desde que supe de la campaña sucia pagada, y de los conocidos y amistades que dieron cabida a los infundios, mentalmente tomé en mis manos un colador y por él puse a circular a muchos que me di cuenta que no valía la pena que yo les dispensara un saludo, ni una mirada de respeto y cariño. Fueron borrados de mi mente, sin pena ni rencores. Pura y simplemente, ignoro su existencia.
Así se nos presenta la realidad de la vida en sociedad. A lo mejor si no ocurre el caso de mi hijo Jordi, todavía hoy yo mantuviera relaciones de amistad con personas que nunca merecieron de mi no más que la indiferencia o el desprecio.
A mis hijos les digo que siempre valoren a sus buenos amigos, que deben quererlos, ser solidarios, y hacerles y recibir críticas constructivas. Por cierto que, no obstante la edad que me separa de los amigos de mis hijos, con la mayoría mantengo fraternas relaciones cultivadas desde que estuvieron en escuelas y universidades.
VIII.- LOS AMIGOS Y SU ENCUENTRO.
Los amigos no salen a buscarse, el encuentro casi siempre se da en forma accidental entre dos personas que a lo mejor nunca se han visto físicamente.
El hecho que motiva la primera comunicación entre los futuros amigos puede ser de diferente naturaleza y en los escenarios más variados: un estadio de pelota, una funeraria, un centro escolar, universitario, en fin, ambos cruzando una calle o avenida en vehículos o como peatones.
No hay nada predeterminado para que los hoy amigos puedan decir mañana que, ayer, se pusieron de acuerdo para ambos estar a la hora y lugar que se comunicaron por primera vez.
La realidad es que los amigos dan inicio a los vínculos de fraternidad en un determinado momento, pero no saben cuándo se van a separar, si por diferencias, disgustos o por la muerte de uno o de ambos a la vez.
Autor: Ramón Antonio Veras