Nuestro Cardenal López Rodríguez tiene acostumbrada a la feligresía católica a llamar las cosas por su nombre, sin temor de verse sometido a una lluvia de críticas, como ha ocurrido en estos días, después de su affaire con un sacerdote jesuita, y antes, con la exigencia de Mario Vargas Llosa al papa Francisco, de que lo pusiera en retiro.
La responsabilidad de nuestro obispo lo lleva muchas veces a chocar con intereses creados, pero se le respeta por su verticalidad, al tiempo que mantiene a sus obispos en una línea de moderación, con excepción de la divergencia de criterios de que un obispo reclama que declaren a Loma Miranda como un parque nacional, mientras otros dos obispos presionan para que se hiera de muerte a la Cordillera Central y se construya la carretera Cibao-Sur.
El desahogo reciente del cardenal en contra de un sacerdote jesuita, fue la gota que rebosó el vaso de su paciencia, cuando éste criticó la posición oficial del Gobierno, y por cuanto el apoyo del cardenal a la famosa “sentencia” en que un ala de la iglesia es evidente que presiona, propugna y son muy militantes que todo hijo de Dios, mas si son haitianos, se le deje entrar al país como chivos sin ley, sin ninguna identificación, y que se le acoja libremente para engrosar las filas de miseria, y la acción social de la iglesia entre en acción para socorrer, orientar y respaldar una mayor penetración humana hacia el lado oriental de la isla.
Solo una parte del ala liberal de la intelectualidad dominicana, identificada con la causa de permitir que los haitianos se les legalice, no importa cómo llegaron al país, se les proteja y se le proporcione todo tipo de ayuda, están opuestos desde hace años al verbo vertical y responsable del Cardenal López, y no pierden la oportunidad para criticarlo. Y si por una casualidad alguna vez fueron seminaristas y no avanzaron mucho en sus vocaciones juveniles, más potente es la artillería que utilizan para sus críticas al purpurado dominicano. Le dejan poco margen a su proceder, pretendiendo descalificarlo, ya que su verbo surte un efecto avasallante a la hora de fijar posiciones de la Iglesia, no solo aquí en el país sino en otros países de América Latina.
El país necesita del pensamiento, acción y voz de López Rodríguez, cuando parece que el mundo está al revés, ya que tantas tradiciones se derrumban y nos vemos invadidos de nuevas corrientes del comportamiento social, que van en contra de una costumbre de siglos de la era cristiana, a nombre de la libre elección de cada quien, dejándonos conturbado ante un nuevo proceder humano, que en Europa y Estados Unidos es algo normal y adelanto social, pero aquí todavía no se asimila por completo. Ya es muy normal en los sectores de los adultos jóvenes, y hasta codeándose con religiosos, viviendo en unión libre con su pareja.
La Iglesia católica ha florecido bajo la dirección cardenalicia de López Rodríguez, que por más de 20 años ha dejado oír su voz responsable, cada vez que algún acto social incorrecto de los políticos, o de cualquier otro sector, afecta a las mayorías, y con la virtud de no detenerse ante ningún extranjero que venga a imponer su criterio, a cuenta de tener más recursos y pretenda narigonear a los dominicanos en su proceder, que es frecuente en nuestra historia reciente de cómo diplomáticos extranjeros han querido inmiscuirse en los asuntos del país, que van desde aquel caso del dardo de los partos, pasando por el campamento de refugiados de haitianos que los europeos sugirieron establecer en el país y hasta los que buscaban construir una isla artificial frente al malecón.
Parecería que carecemos de un Batman frente a la voracidad de un grupo de políticos que se han alzado con el santo y la limosna y no tienen rivales políticos responsables creíbles y serios, y los del Gobierno se sirven con la cuchara grande, por lo que los indefensos dominicanos necesitan del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez para que saque la cara frente a esa arrogancia política que a todos atemoriza y amenaza con extenderse en el tiempo, frente a la incapacidad de la oposición.
Por Fabio Herrera Miniño
herreraclubnaco[@]gmail.com
jueves, 20 de febrero de 2014
El verbo responsable de López Rodríguez
12:56 p. m.
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